– La política, que debería centrarse en la gestión útil y honesta de los recursos públicos, se ha contaminado con una obsesión desmedida por aparentar.
Basta con abrir las redes sociales para ver a ciertos políticos que parecen más preocupados por su imagen que por su labor. Fotografías constantes, frases huecas, puestas en escena forzadas… todo para demostrar, a cada hora del día, que “están trabajando”. Pero, ¿trabajan realmente o solo se afanan en parecer que lo hacen?
No se trata de criticar el uso de las redes o la comunicación institucional, que también tiene su valor y su papel. Se trata de cuestionar la teatralidad exagerada, la sobreactuación, esa necesidad casi compulsiva de mostrar cada paso como si fuera una gesta. Un paseo por la calle, una reunión informal, una visita programada… todo se convierte en una sesión fotográfica cuidadosamente medida para alimentar perfiles personales. Pero cuando uno rasca la superficie, muchas veces no hay nada detrás. Ni proyecto, ni gestión, ni soluciones.
Frente a ese modelo de política basada en el postureo, algunos preferimos otra vía: la del trabajo silencioso, constante y humilde.
No necesito una cámara detrás de mí cada vez que visito una obra, converso con un vecino o paso horas revisando expedientes en el Ayuntamiento. Porque entiendo que ser alcalde no es un espectáculo, sino una responsabilidad. Mi compromiso con Gátova no se mide en likes, sino en resultados.
La verdadera política, la que transforma la vida de las personas, no necesita flashes. Necesita esfuerzo diario, escucha activa, toma de decisiones, planificación y mucha paciencia. Y también necesita humildad: la de saber que no siempre se puede agradar a todos, que no todo se resuelve en un día, que a veces toca decir “no” o gestionar en silencio.
Me enorgullece formar parte de ese perfil de servidores públicos que no viven de la foto, sino del trabajo.
Que entienden que un cargo no es un trampolín para la popularidad, sino una herramienta para mejorar la vida de los vecinos. Porque al final, lo que queda no es la imagen, sino los hechos. Las calles asfaltadas, los proyectos ejecutados, los servicios mejorados, los problemas resueltos.
A quienes eligen el camino fácil de la apariencia, les digo con respeto: bajen el volumen del espectáculo. Porque la ciudadanía está cada vez más cansada de la política superficial y reclama autenticidad. Y eso solo se logra con cercanía real, compromiso y trabajo.
En Gátova seguiremos por esa senda. Sin necesidad de postureo. Porque los hechos, tarde o temprano, hablan por sí solos.
Por Jesús Salmerón Berga, abogado y alcalde de Gátova por el Partido Popular.