La lectura os hará libres

La lectura os hará libres

Psicólogos y educadores coincidimos en afirmar que en los primeros años de la vida de una persona se consolidan hábitos, disposiciones, actitudes y aprendizajes, que influirán de manera importante en nuestro desarrollo, en nuestro futuro. Por esto, se hace necesario examinar convenientemente los factores que influyen positiva o negativamente a lo largo del proceso educativo de la etapa Infantil.

Me refiero a que, durante este periodo educativo, que no es obligatorio en nuestro país, a los niños de 5 años se les exige saber leer, escribir al dictado, hacer sumas y restas…, cuando a esa edad deberían estar entrenando las relaciones con los demás, asimilando conceptos básicos, aprendiendo habilidades de autonomía, destrezas psicomotoras…

  • La paradoja reside en que, en estos tiempos, en que tan tempranamente los niños aprenden –supuestamente– a leer, es cuando menos leen de jóvenes.

La contradicción estriba en que, de estos polvos, los de la lectoescritura en Educación Infantil, no resultan los lodos esperados, es decir, parece que este empeño en introducir a los niños precozmente en la lectura no correlaciona con el arraigo del gusto por esta, sino que, más bien al contrario, se abandona su ejercicio muy pronto, y son muy pocos, por no decir extraños, los adolescentes y jóvenes que conozco que leen sin ser forzados a ello, de manera espontánea, y no me refiero solo a novelas –ojalá–, sino, sencillamente, a artículos de actualidad, noticias…

Me pregunto si no tendrá esto que ver, entre otros factores (véase la ausencia de modelos lectores), con que, en nuestra sociedad, las exigencias educativas, derivadas de la tendencia socioeducativa y el apremio de los padres, hacen que los maestros de la etapa de Infantil se vean obligados al adelantamiento de contenidos para llegar a Primaria con unas competencias que no tienen en cuenta el ritmo, asimétrico, ni el momento evolutivo, particular, de estas edades. Hasta los 6 años, edad a la que comienza la educación obligatoria –y esto no es casualidad–, no se considera que la mayoría de los niños están preparados para aprender a leer sin presiones, sin tener que sudar el hopo, con posibles bloqueos emocionales y el riesgo de desmotivación hacia la lectura que esto puede comportar.

  • La cuestión es: ¿qué prisa hay? No debería haberla.

Los niños que tengan “atravesada” la lectoescritura tendrán más posibilidades de fracasar escolarmente. Así pues, es muy importante que se encuentren preparados. Se debe respetar un mínimo de madurez cognitiva previa. Y para ello disponemos de la etapa Infantil, en la que no conviene precipitarse y «lanzar» a los niños a la aventura de la lectoescritura. Hay aprendizajes, el de la lectoescritura es uno de ellos, que requieren cocerse a fuego lento para que el resultado sea el esperado y se convierta en un proceso afrontado con calma, de la forma más natural y, sobre todo, que se asocie con complacencia.Pues la actividad lectora nos acompaña toda la vida. Además, el éxito, como comentaba el profesor Gregorio Luri, al que tuve la ocasión y el placer de conocer hace algunas semanas en una mesa de diálogo online sobre educación a la que asistí, no está en aprender a leer, sino en aprender leyendo.

En este encuentro, el profesor Luri compartió una anécdota, de la que extraigo la siguiente sentencia: “en las casas donde se gana dinero hay muchos libros, y en las casas donde no, hay una gran televisión”. Y es que leer nos abre de par en par el mundo de la cultura. Nos permite disfrutar de la literatura, comunicarnos, informarnos…. Insisto: informarnos.

  • Porque saber es poder y, por el contrario, la ignorancia es debilidad

Porque saber es poder y, por el contrario, la ignorancia es debilidad, inferioridad Pero la tentación de que otros lean por uno, de que nos den los titulares ya seleccionados, está ahí. Y partimos de una lectura mediatizada por las opiniones de otros. Y de una simplificación de los contenidos y poca profundidad… Asimismo, hoy es más necesario que nunca el criterio que nos permita distinguir lo verdadero de lo falso.

En definitiva, es de una especial premura y necesidad, dadas las características de nuestra sociedad, educar personas de criterio. Procurar en el educando una inteligencia crítica es lograr que piense mediante el juicio razonado, reflexivo, válido. El crítico, pues, al igual que sucede en todo juicio, desea y busca la verdad, distinguiéndola de lo que no lo es. Es bien sabido que la verdad os hará libres. Entonces, la lectura –crítica– os hará libres.

DRA. ROCÍO LÓPEZ GARCÍA-TORRES
Psicóloga. Profesora de Magisterio en la Universidad CEU Cardenal Herrera