– Se puede tener estilo, pero no ir a la moda.
Cuántas veces vemos personas vestidas impecables, pero hay algo que no funciona; estamos hablando de cómo desarrollamos nuestra forma de vestir y cómo configuramos una imagen solvente y creíble. Es difícil engañar: en muchas ocasiones hay personas con prendas carísimas y que no son capaces de conseguir el impacto visual pretendido; por otro lado, están esas personas que con cualquier cosa consiguen llegar de forma muy visual y, como dirían los franceses, con un “je ne sais quoi”.
Para arrancar el año, rompamos un primer mito: el dinero no compra el estilo (lo de la felicidad tengo mis dudas); seguro que a vuestra mente llega ahora una infinidad de imágenes de personas con posibles, y que confirma mi afirmación. Es más, en ocasiones, empeoran por la ostentación, casi gratuita, de las prendas que lucen.
Existen tantos estilos para vestir como personas, pero los expertos los configuran en un resumen, entre 7 estilos, a saber: tradicional, natural, romántico, creativo, elegante, seductor, dramático; ahora bien, depende de a quién consultes, pueden llegar a 18, y me podrían valer.
Lo importante es definir tu propio estilo, y, para hacerlo, hay que configurar un armario de tus básicos; de este modo es más fácil configurar un estilo más personal y único.
¿Cómo hacerlo? Nadie te conoce como tú. Fíjate en tu morfología para acertar qué te queda bien, configura tus básicos de armario, mejor pocos, pero de calidad, e intenta ser fiel a tu estilo personal, que, en definitiva, configura la imagen global de ti; por último, presta atención a los accesorios.
Si compramos por impulso es muy difícil acertar, compramos prendas que nos gustan, pero que luego no tienen sentido entre sí. Por lo tanto, será muy difícil cuadrar imágenes con cierta estética y que configuren un estilo más definido.
Existen personas que también mezclan estilos, no importa, tu estilo es anti-estilo, pero es el tuyo y puede resultar interesante si está cuidado; también existe el estilo ocasional, que te relaja y rompe reglas en un momento determinado, dando la posibilidad de expresar tu personalidad de forma más libre.
La ropa que llevamos no solo nos sirve para crear nuestra imagen y hablar de forma no verbal de nosotros, también es una forma de sentirnos bien, nos da seguridad y confianza, nos puede dar positividad, y arrancar el día sintiéndonos bien y a gusto con nosotros mismos; eso son ventajas de configurar un estilo propio.
La psicología demuestra que existe una relación directa en nuestro estado de ánimo cuando nos encontramos a nosotros mismos bien vestidos. Mejora la calidad de la felicidad y reduce el riesgo de depresión. Entraríamos en que transmite cada color en nuestro estado anímico, y lo que trasladamos a los demás en el primer impacto, lo que llamo “el primer segundo”, donde ya generamos una imagen de nosotros a los demás.
Que lo que promete nuestra imagen o nuestro estilo sea más o menos real, es otra cosa. Estamos hablando de expectativas, luego de desarrollar esas expectativas y, por último, de recordar el dicho “no es oro todo lo que reluce”, pero sí nos va a servir a nosotros mismos, para encontrarnos mejor.
¿Qué dicen los expertos para 2025?. Según “Vogue”, el maximalismo vuelve con fuerza, sin importar con qué estética te sientas más identificado. Se abandona el lujo discreto en favor de los colores intensos, accesorios llamativos y sensación de diversión. Esta primavera- verano seguirán presentes el rosa, naranja y amarillo, con tonos más versátiles, como el champagne, el negro y el blanco.
Pantone declaró el Mocha Mousse como color de 2025, un rico marrón impregnado del refinamiento de la tierra.
He sentido un escalofrío como afectado de la dana, al no poder quitarme de encima el color barro.