Fernando de Rosa «La mano que mece la cuna»

Fernando de Rosa «La mano que mece la cuna»

El Presidente Sánchez quiere que la sociedad española duerma, que no sea consciente de los abusos y desmanes que está realizando. El objetivo es cambiar el régimen, alterar el orden que nos dimos con la llegada de la democracia.

Para ello, utiliza a su vicepresidente como el “poli malo” que va haciendo ese trabajo. Mientras, Sánchez y su maquillador informativo Iván Redondo, quieren dar la imagen de “poli bueno”, en el que se puede confiar, hombre de Estado que tiene todo bajo control.

En esa estrategia, el ministro José Luis Ábalos, ayuda a tejer la telaraña que permita al PSOE perpetuarse en el poder. Buscan una sociedad sumisa que, con los ojos cerrados, siga las directrices del Gobierno. Su estrategia, en todos los frentes, va encaminada a conseguir esos objetivos.

  • Estos días han salido a la luz las tretas del sanchismo y del ministro Ábalos, para arrebatar al Partido Popular, el Gobierno de la Región de Murcia. En este juego de ajedrez cuyo objetivo final es dar jaque al Rey, equivocadamente se ha puesto a jugar Ciudadanos.

Este partido ha dilapido su victoria en Cataluña y se han convertido en un peón más en esa partida indecente en la que está la izquierda radical, rupturista y frentista de España.

La tentación o el sueño dorado de alcanzar por primera vez la presidencia de una Comunidad autónoma, les ha confundido, lanzándose a los brazos del Partido Socialista. Aupados a esos brazos, solamente les quedará dormir y se producirá la desactivación de un partido de la oposición.

  • El tiro le ha salido por la culata al sanchismo, pues algunos diputados de Ciudadanos en la Región de Murcia, se han dado cuenta de la trampa en la que se iba a caer, y han anunciado que votarán en contra de la moción de censura presentada.

Como un terremoto político, con ondas expansivas y réplicas en el territorio nacional, el Partido Socialista también quiere arrebatar el gobierno autonómico al Partido Popular en la Comunidad de Madrid y en Castilla León. Es una operación a gran escala en toda regla.

Soy consciente de que la izquierda despiadada y revanchista va a hacer aún más dura la campaña de desprestigio y acoso personal a Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid. En los últimos meses hemos visto cómo, desde los medios de comunicación afines y desde los tentáculos del poder monclovita, se ha intentado desprestigiar la imagen de una Presidenta valiente que trabaja con coherencia y compromiso, por todos los madrileños.

Feminismo es demostrar que con valentía y determinación se puede gobernar para todos, como está haciendo Díaz Ayuso. Por el contrario, rancia, casposa y machista es la actuación de la izquierda que constantemente ataca e intenta desprestigiar a la presidenta de Madrid.

Iván Redondo, junto con el ministro José Luis Ábalos, mecen la cuna que busca que la sociedad duerma y sea sumisa. Pero ese tiro también les ha salido por la culata en Madrid, ya que, anticipándose a la estrategia del Partido Socialista, la presidenta disolvió la Asamblea de Madrid y convocó elecciones anticipadas para el mes de mayo.

  • Que sea la ciudadanía la que decida quién debe gobernar Madrid, y que, por lo tanto, el presidente no salga de las conversaciones en despachos oscuros en los que está acostumbrado a trabajar el ministro Ábalos.

Como puede apreciarse, la estrategia que está siguiendo el Partido Socialista es clara: desmontar todos los poderes que le sirven de contrapeso. Lo hemos visto en su asalto al Poder Judicial y lo estamos apreciando en su intento de descomponer la oposición en el parlamento. La partida se está jugando, sin embargo, el Partido Popular no va a ser un peón más de Sánchez.

El Partido Popular ha demostrado su compromiso de Estado y su trabajo al servicio de los españoles. Por eso, estoy convencido de que la buena gestión realizada desde las Comunidades Autónomas de Madrid, Murcia, Castilla León, Andalucía y Galicia, son el mejor argumento para demostrar que con seriedad, compromiso y constancia, se puede gobernar para todos, sin buscar el frentismo y la ruptura que fuerza la izquierda.