Fernando de Rosa “El cuento de nunca acabar”

Fernando de Rosa “El cuento de nunca acabar”

Van pasando los meses y cada vez descubrimos capítulos nuevos de la nefasta gestión de la EMT Valencia: es el cuento de nunca acabar. La parte más reciente de ese cuento es la huelga convocada por los trabajadores que se está desarrollando a lo largo de diferentes días del mes de septiembre. Esta convocatoria no es más que la punta del iceberg, el mar de fondo en la gestión de los servicios municipales, entre ellos, el del transporte, es un gran universo sin fin, como el cuento.

La mala gestión de la EMT, del servicio que presta y de la absoluta falta de protección de sus trabajadores y usuarios, tiene un máximo culpable. Ese culpable tiene nombre y apellido, Guissepe Grezzi

Los perjudicados de todo esto son, en particular, los trabajadores de la EMT, y en general, los ciudadanos. Que se preparen los usuarios de la EMT porque si no se resuelven las reivindicaciones de los trabajadores, la huelga se podría extender a los meses de octubre, noviembre y diciembre. ¿Qué  es lo que ha motivado que los trabajadores se hayan plantado y hayan dicho basta a un Ayuntamiento sin sensibilidad social ni laboral? En concreto, es tercermundista que después de lo que hemos vivido con la pandemia, aún no se hayan acondicionado los autobuses para hacer frente al gran desafío que nos plantea el Covid-19. Los usuarios siguen entrando y saliendo por las mismas puertas, con lo que implica riesgo de más acercamiento entre ellos.

En todos los lugares públicos se han aprobado planes de contingencia que garantizan que la entrada y salida de dichos lugares se realice por distintos lugares. Sin embargo, Grezzi y Ribó, con la complicidad silenciosa de Sandra Gómez, no adoptan las medidas necesarias para evitar esos riesgos de contagio en un lugar tan pequeño, como es un autobús de transporte público.

Sumemos a ello que la protección que se ofrece a los trabajadores es un simple plástico, que según denuncias, muchos de ellos están rotos. Resulta insultante y denigratorio la visión de esos plásticos.

A su vez, no se ha previsto solución ninguna al hecho de que el pasajero que no disponga del título de transporte bono-bus, no pueda adquirir el billete en el autobús. Son tantas las cosas que no entiendo, ¿qué hace el señor Grezzi?.

Como decía antes, a esta nefasta e insultante gestión de la situación generada por el Covid-19, hay que añadir que la EMT lleva más de cuatro años en manos de Grezzi, que desde un principio no ha hecho las cosas bien. En 2016, durante su primer mandato, varias asociaciones de vecinos, entre ellas la de Ciutat Vella, decidieron abandonar diferentes reuniones al considerar que sus opiniones no estaban siendo escuchadas y que se sentían que no tenían ni voz ni voto en las decisiones sobre las líneas de la EMT. Ese fue el principio del cuento, y a partir de ahí, todo siguió desarrollándose mal. Luego vinieron los sindicatos, que se pusieron en contra del concejal Grezzi, protestando por el aumento de los altos cargos, el sueldo del gerente y la falta realmente de conductores ya que la plantilla son un poco más de 1.300 conductores.

Otro problema al que no ha hecho frente, es que la  flota de autobuses es una de las más envejecidas de España, tenemos más de 86 autobuses que superan los 20 años de edad, con lo que provoca casi medio centenar de averías al día.

Los continuos cambios en la red de autobuses y en las líneas provocaron, y siguen al día de hoy provocando, protestas de los ciudadanos, sumando retrasos, muchos de ellos, por culpa de la mala colocación de los carriles bicis y la deficiente gestión de las labores de peatonalización. Y a su vez, tuvimos que asistir al capítulo del fraude en la EMT,  la barbaridad de millones que han desaparecido, y la adjudicación de las obras de la chapuza ejecutado en la plaza del Ayuntamiento.

Aunque estos episodios merecen otro artículo porque el cuentoo parece más el de Alí Babá.

Todo parece increíble, pero es verdad. Compromís y su socio, el partido socialista, comenzaron el cuento de nunca acabar: descontrol, fraudes, intentos de robo, chapuzas, desatención a los ciudadanos y a los trabajadores, en realidad, ese cuento lo han convertido en una pesadilla de la que esperamos despertar.