El escritor argentino Julio Cortázar tiene una cita célebre que resume lo que muchos valencianos queremos poner de manifiesto estos días, esta frase es : “La esperanza le pertenece a la vida, es la misma vida defendiéndose”.
Han pasado 27 días desde el fatídico día en que se produjo la riada que anegó extensas zonas de la provincia de Valencia.
Casi 4 semanas de sufrimiento debido a los fallecidos que se han producido y preocupación por la recuperación que se avecina compleja. Decenas de miles de valencianos tienen rotas vidas y patrimonio.
Es cierto que las vidas humanas no se pueden recuperar, tampoco el sufrimiento y el dolor, pero es la hora de hablar de recuperación y esperanza, es la hora de pensar en el proyecto de Comunitat que entre todos debemos de pensar y diseñar. Las responsabilidades políticas se dirimirán en los Tribunales y sin duda se examinará de forma exhaustiva como actuó cada administración, tanto local como autonómica y nacional y si se tuvo toda la información o hubo cálculo político, por eso dejemos trabajar a la Justicia que ya está recibiendo las primeras denuncias y querellas.
Si la riada de 1957 trajo consigo una gran infraestructura como fue el nuevo cauce del río Turia, que ha podido comprobarse su eficacia impidiendo la inundación de Valencia capital, ahora debemos de diseñar una nueva infraestructura que evite en el futuro desastres como los que han sufrido comarcas enteras de nuestra provincia de Valencia.
No podemos seguir con complejos ideológicos que impidan limpiar nuestros barrancos y riberas de los ríos, ni considerar que las presas y pantanos destruyen la naturaleza, porque lo que destruye vidas es no hacerlas como hemos podido comprobar.
No se puede hacer prevalecer las cañas a las vidas humanas porque es una aberración que nos cuesta muy cara.
Es la hora de ingenieros, de expertos en agua y sobre todo es hora de escuchar , porque si bien es cierto que se está produciendo un cambio climático que puede causar catástrofes, también es cierto que tenemos que defendernos de esta amenaza con infraestructuras y no con simplemente una ideología de pancarta y eslogan que no aporta nada.
Los barrancos, como el del Poyo, cruzan municipios densamente poblados, por lo que habrá que estudiar como proteger estos municipios, y no solamente lamentarnos de problemas urbanísticos que se consintieron hace decenas de años. Porque la realidad urbana es la que es por mucho que políticos trasnochados prefieran mirar atrás que mirar al futuro, intentando ideologizar como pudimos escuchar en el Congreso esta semana en el que se llegó a proponer paralizar la ampliación del puerto de Valencia como solución a las riadas.
En esta reconstrucción debemos tener a los mejores como es el caso del nuevo vicepresidente del gobierno valenciano el teniente general Gan Pampols, que además es licenciado en Ciencias Políticas y Sociología y dejó un gran recuerdo en su paso por Valencia.
Su experiencia está acreditada en una impresionante hoja de servicios como director de la Academia General Militar y su gran trabajo tanto en Bosnia como en la reconstrucción en Afganistán.
Por tanto no es simplemente un militar, que lo es y muy apreciado, como lo ha definido en tono de desprecio por parte de cierta izquierda tanto mediática como política, sino que es n experto en recuperación, exactamente lo que necesitamos en estos momentos.
Su presencia en el Consell es el triunfo de la política útil y sobre todo es la puesta en práctica de un principio esencial: todos somos necesarios en la gran labor de recuperar nuestra provincia. Lo cual es un gran acierto del president Carlos Mazón.
Lo importante a partir de ahora es recuperar, planificar y coordinar para transmitir a los ciudadanos que juntos podemos y que nuestro himno no es solamente unas palabras sino que reflejan nuestro sentimiento: Valencians en peu alcem-se debe ser una realidad y sobre todo “Tots a una veu germans vingau”. Así para levantarnos y ponernos en pie de nuevo tenemos que estar todos unidos y caminar junto a los mejores que quieren venir a colaborar en la recuperación. Sinceramente pienso que en este momento sobran los que quieren vivir en la desunión y la politización del dolor.