Su Majestad Felipe VI dese el primer momento ha querido apoyar la recuperación de las zonas devastadas de la provincia de Valencia por la riada de hace ya dos meses. Sus visitas no han sido meramente protocolarias sino que han estado marcadas por la empatía y el apoyo a los afectados.
Ya son 3 las visitas realizadas a municipios afectados, una cuarta a los efectivos militares desplegados en la provincia y una quinta a la misa funeral por las víctimas en la Catedral de Valencia donde tanto Felipe VI como la Reina abrazaron una a una a los familiares presentes. Así han dado protagonismo a los municipios de Paiporta, Chiva, Utiel, Catarroja, Picanya, Alaquàs, la pedanía valenciana de El Palmar junto a la Albufera, tan castigada por la riada, y seguramente seguirán sus visitas para apoyar la recuperación.
Todas estas visitas han logrado que el sufrimiento de los ciudadanos afectados no vaya quedando en el olvido de la opinión pública y que sigan activándose las ayudas fruto de la solidaridad de miles de españoles.
En ese sentido debe también interpretarse la mención que Su Majestad hizo en su discurso de Nochebuena apelando a que las ayudas lleguen lo antes posible a los bolsillos de los afectados, mensaje que fue escuchado por millones de españoles y que sin duda tuvo un efecto esperanzador, máxime cuando la fotografía de los voluntarios quitando barro estuvo presente durante toda la emisión televisiva.
Por eso es de agradecer esas seis ocasiones en las que la Casa Real ha dado protagonismo a los afectados. En cambio no se entiende como la alcaldesa de Catarroja criticara la visita de la familia real en pleno, solo desde una falta e empatía puede entenderse la reacción de Lorena Silvent, la cual ha protagonizado varias polémicas tras la riada del día 29 de octubre, sobre todo por la falta de respuesta a las preguntas lanzadas por decenas de vecinos que le acusaron, en un tenso pleno municipal, su falta de aviso ese fatídico día. Ante esas afirmaciones la alcaldesa ha dado como respuesta la convocatoria de otro pleno pero esta vez a las 8 de la mañana del día 27 de diciembre evitando la asistencia de vecinos.
Esta denuncia a las visitas de la Casa Real debe ser la estrategia ideada por los socialistas valencianos y de Compromís, para tapar las ausencias de Pedro Sánchez , el cual solo ha acudido dos veces a Valencia, la primera para asistir a una reunión en el centro de emergencias y la segunda al municipio de Paiporta con las consecuencias por todos conocidas, que acabó con la acusación de existir una conjura “ultraderechista” cuando los ciudadanos mostraron su indignación.
La reacción a posteriori de Sánchez ha sido negarse a volver a Valencia ni siquiera al funeral de las víctimas o a cualquier otro acto de apoyo a los ciudadanos de las zonas afectadas.
La falta de empatía del gobierno de España reflejado en la conducta resentida de Sánchez o de los gritos proferidos por la ministra de Defensa Margarita Robles cuando los vecinos de Paiporta le reclamaban ayuda para limpiar los sótanos y garajes, es la que están practicando los partidos de la izquierda en nuestra Comunitat, que parece que prefieran que los ciudadanos afectados no se centren en la recuperación, y así olviden que las ayudas que están llegando con más prontitud son las de la Generalitat, las privadas de empresarios, como Juan Roig o Amancio Ortega y de miles de ciudadanos anónimos.
Nunca debemos aceptar la frase de “si quieren ayuda que la pidan” que es la que está presidiendo la conducta del Gobierno de España.
Los valencianos necesitamos toda la ayuda a la que tenemos derecho sin tener que pedirla o suplicarla, y que las visitas como las de la Familia Real sean continuas para que no se olvide que todos somos necesarios para la reconstrucción. Sobre todo cuando tras dos meses ya empieza a resurgir la actividad económica y son decenas los negocios que están abriendo sus persianas a pesar de las dificultades, y miles las personas las que empiezan a recuperar una cierta normalidad.
No es hora de pensar que “contra peor, mejor”, o que es la “hora de nuestro relato” y menos criticar las visitas de los Reyes, porque los ciudadanos tenemos derecho a “la esperanza”, y como ha dicho el experto medioambiental norteamericano David Orr: “La Esperanza es una palabra con las mangas de camisa arremangadas”, por lo que los cambios a mejor solo se logran mientras trabajamos para conseguirlos.
Por cierto ¡Feliz Año 2025!, año de la “esperanza”.