Francisco Bueno Camejo, El “Requiem” de Mozart, controvertido montaje y excelente interpretación

Francisco Bueno Camejo, el “Requiem” de Mozart, controvertido montaje

En la tercera función de la versión escénica con coreografía alrededor del Réquiem” de Mozart, -a la que asistió el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig-, pudimos contemplar un montaje controvertido, con más sombras que luces.

Aprovechar una misa de difuntos para reflexionar sobre la vida es una idea encomiable. Oponerse a su carácter luctuoso y proyectar la alegría de la frágil existencia es un punto de vista muy respetable. Pero la escenografía y la coreografía tuvieron sus agujeros negros.

Cuando se canta el “Sanctus”, expresando el Jubilus que manifestaba San Agustín, la alabanza a Dios (el Trisagio bizantino), resulta absurdo introducir en escena un automóvil utilitario totalmente destrozado por una colisión en su parte delantera, por más que se desacralice esa puesta en escena alrededor del “Réquiem” de Mozart. Tampoco resulta de recibo bailar durante la Secuencia del “Dies Irae”.

En los vestuarios, se confeccionó un refrito: alternaron los coloristas atuendos de raigambre albanesa (¿un guiño a Così fan tutte”?) con otros en donde se adivinaban los gorros frigios helénicos. El recuerdo a Mark Rothko estaba presente en el Action painting, la performance pictórica del telón de fondo. El olfato de Castellucci convirtió al polvo en ceniza volcánica y picón, acaso un posible guiño solidario con el vulcanismo estromboliano de la isla de La Palma.

Otra cosa muy diferente fue la interpretación musical, de gran calidad. La dirección musical de James Gaffigan supo combinar los tres o cuatro planos sonoros del discurso musical, de manera que pudimos escuchar con nitidez al trombón bajo doblando las voces graves del coro, el contracanto de las cuerdas, los tenuti de los tenores o el contrapunto de los clarinetes, por poner varios ejemplos.

El neoyorkino pisó el acelerador y el discurso musical se llevó con fluidez, pero evitó caer en la caricatura y ahogar a las voces humanas. Empero, algunos matices fueron discutibles, sobre todo en el “Confutatis”, con sforzandi o notas picadas. A su lado, una orquesta sólida, de gran calidad, como es la Orquestra de la Generalitat Valenciana.

El Cor de la Generalitat resolvió con solvencia las texturas contrapuntísticas y homofónicas. La cuerda de tenores brilló en las notas largas del “Rex tremendae”.

Los cantantes dieron la talla sobradamente. Un elenco de lujo. Escuchar y contemplar en escena a la contralto veneciana Sara Mingardo, ya sexagenaria, todavía con frescura en su voz, es un auténtico placer.

Otro tanto puede afirmarse del bajo bonaerense Nahuel Di Pierro, de heroica bravura y un fiato muy fresco, en absoluto leñoso. El tenor neerlandés Sebastian Kohlhepp tiene maneras de lírico-spinto. Asimismo, la soprano rusa Elena Tsallagova posee una gran calidad. Al niño soprano Juan José Visquert, como suele decirse vulgarmente, el traje le vino grande. En su aria, tuvo problemas de afinación y para encajar las coloraturas. En la canción a capella, se defendió mejor.

Ficha técnica:

  • Lugar y fecha: Palau de Les Arts, 3 de octubre, 18 horas, Sala Principal.
  • Programa: “Requiem en Re Menor, KV 626”, de W. A. Mozart (Versión escénica con coreografía).
  • Dirección de escena, escenografía, vestuarios e iluminación: Romeo Castellucci.
  • Directora de escena asociada: Silvia Costa.
  • Coreografía: Evelin Facchini.
  • Dramaturgia: Piersandra di Matteo.
  • Cantantes solistas: Elena Tsallagova, soprano; Sara Mingardo, mezzosoprano; Sebastian Kohlhepp, tenor; Nahuel Di Pierro, bajo; Juan José Visquert, niño soprano.
  • Coro: Cor de la Generalitat Valenciana.
  • Orquesta: Orquestra de la Comunitat Valenciana.
  • Dirección musical: James Gaffigan.

Francisco Bueno Camejo