Empieza el traslado del sarcófago de Blasco Ibáñez al Cementerio General, emplazamiento para el que fue diseñado originariamente

Técnicos y operarios especializados en el transporte de piezas de arte han trasladado hoy el sarcófago de Blasco Ibáñez, obra de Mariano Benlliure, desde un patio de luces del Museo de Bellas Artes, donde se encontraba actualmente, hasta un almacén municipal. Lugar en el que quedará custodiado por dos semanas aproximadamente. La concejala de Patrimonio y Recursos Culturales, Glòria Tello, ha explicado que “el sarcófago será trasladado definitivamente al vestíbulo del Cementerio General después de San Vicente. Cuando la gran pieza de mármol que debe servir de apoyo para el sarcófago esté lista”.

Hasta seis operarios y una pequeña grúa han hecho falta para desmontar el sarcófago pieza a pieza, que pesa 1.400 kilos en total. Y poderlo trasladar hasta un depósito municipal en el que estará custodiado los próximos días. Paralelamente, un escultor del mármol está elaborando una pieza que servirá de cadalso para sostener la obra de Benlliure.

La concejala Glòria Tello, ha explicado que “el Ayuntamiento de Valencia está trabajando para poder emplazar el sarcófago de la manera más fiel posible a su diseño original. Por eso hemos pedido que la pieza de mármol que servirá de base sea una pieza entera, lo que ha supuesto una dificultad extra y un poco más de tiempo. Ya que hay que traerla desde fuera”.

Con todo, la concejala de Patrimonio y Recursos Culturales ha manifestado que “después de San Vicente podremos disfrutar, por fin, del nuevo emplazamiento del sarcófago de Blasco Ibáñez en el Cementerio General”. Y ha avanzado que “también habrá una serie de cartelería que facilite información y contextualice esta pieza artística”.

El cuerpo sin vida Blasco Ibáñez regresó a Valencia para cumplir su último deseo

Vicente Blasco Ibáñez murió en Menton el 28 de enero de 1928. Tres años después, instaurada la Segunda República, se formó un comité pro traslado para cumplir con el deseo del escritor de reposar a orillas del Mediterráneo. Con la conformidad del gobierno de la nación, el Ayuntamiento de la ciudad encabezó las iniciativas planteadas para el traslado de sus restos.

El 29 de octubre de 1933, a bordo del acorazado Jaime I, llegaron a Valencia los restos del escritor. En el puerto le esperaba una nutrida comitiva oficial encabezada por el presidente Alcalá Zamora, que le rindió honores de jefe de estado. El acto congregó a más de 300.000 personas, que acompañaron el traslado del enorme féretro hasta la Lonja. Donde fue expuesto durante unos días, para ser conducido posteriormente a la sala de concejales del Cementerio General.

Ese mismo año, el Ayuntamiento encargó el arquitecto municipal Javier Goerlich la erección de un monumento funerario en el Cementerio General. El proyecto constaba de un jardín valenciano en cuyo centro se situaría la cripta y un mausoleo, coronado por un sarcófago labrado por Mariano Benlliure. Este puso en marcha la obra en 1935 y en apenas dos meses la terminó. Los trabajos arquitectónicos, sin embargo, a pesar de avanzar a buen ritmo, se dilataron bastante más. Y quedaron paralizados al estallar la Guerra Civil, para ser finalmente abandonados al producirse la victoria franquista.

El sarcófago pasó en 1940 al Museo de Bellas Artes. Donde permaneció hasta el año 1998, en el que fue trasladado al claustro gótico del convento del Carmen. En 2017, por petición del Consorcio de Museos, retornó al Museo San Pío V.

El sarcófago se ubicará en el lugar en el que estaba destinado desde el principio

Ahora, el Ayuntamiento de Valencia ubicará definitivamente el sarcófago labrado por Benlliure en el Cementerio General al objeto de que esté en el lugar para el que fue concebido. A tal efecto se han unido los esfuerzos de la Concejalía de Patrimonio y Recursos Culturales, de la Concejalía de Cementerios y los Servicios Centrales Técnicos, para llevar a buen puerto el proyecto en el ejercicio 2021”, ha dicho Tello.

“Después de contemplar otras opciones se ha considerado como ubicación idónea el vestíbulo del cementerio, un espacio amplio y digno. Que ensalza la obra de Benlliure y permite contemplarla por todas las personas que visiten el lugar. A su vez, el magnífico sarcófago constituirá a partir de ahora una nueva seña de identidad de este museo del silencio. Su conservación queda garantizada al tratarse de un espacio interior, a resguardo de inclemencias meteorológicas”, ha concluido la concejala Glòria Tello.