La Fundación Acrescere ha anunciado la apertura de Casa Maná — Acompañando la vida, el primer programa residencial en España dirigido a jóvenes de 18 a 30 años que han atravesado una crisis suicida o se encuentran en alto riesgo de conducta suicida.
Un hogar de acompañamiento, no un hospital
Casa Maná no es un centro hospitalario, sino un hogar temporal y voluntario en plena naturaleza, donde se ofrece acompañamiento desde la presencia tranquila, el vínculo humano y la vida compartida.
Cada joven sigue un itinerario terapéutico personalizado, con actividades ocupacionales, deportivas, espirituales y de ocio orientadas a recuperar la calma, la confianza y las ganas de vivir.
“Casa Maná nace precisamente de la constatación de un vacío de recursos en España: no existía un lugar no hospitalario, cálido y seguro, donde jóvenes mayores de edad pudieran encontrar reposo, acompañamiento profesional y un proceso de recuperación integral después de un intento de suicidio o una crisis grave”, explica Blanca Arregui, psicóloga, directora de Casa Maná y fundadora y patrona de la Fundación Acrescere.
De la literatura a la realidad
La semilla del proyecto también tiene una raíz literaria.
Marta Nieto, periodista, superviviente, miembro de La Niña Amarilla —asociación para la prevención del suicidio desde la comunicación— y autora del libro Habla, relata:
“Cuando escribí Habla, tenía claro que iba a transcurrir en un espacio así: un lugar donde alguien pudiera detenerse, sanar y volver a tener ganas de vivir. Me dolía que en España no existiera. Hoy, con Casa Maná, esa idea literaria se convierte en realidad y, sobre todo, en esperanza para quienes más lo necesitan.”
Esa conexión entre idea y acción ha sido posible gracias al trabajo compartido.
Jenifer Humanes, presidenta de la Alianza para la Prevención del Suicidio y miembro del equipo de Fundación Acrescere, añade:
“Para mí, Casa Maná es el puente entre dos mundos que forman parte de mi vida: el compromiso de Acrescere con la juventud y la labor de La Niña Amarilla por una comunicación responsable sobre suicidio. Aquí ambas visiones se encuentran en un proyecto común que apuesta por la vida.”
Un modelo pionero y profundamente humano
El proyecto se apoya en la amplia experiencia de Fundación Acrescere en hogares de protección y programas de integración, así como en el Servicio Psicológico Sanitario Valía, especializado en ideación e intentos de suicidio.
Cuenta con la colaboración altruista de La Niña Amarilla y de la propia Marta Nieto, además del Teléfono de la Esperanza, que ha aportado su experiencia y asesoramiento.
Tras más de 15 años acompañando a infancia y juventud en situación de vulnerabilidad, la Fundación ha desarrollado un modelo humanista, relacional y no coercitivo, inspirado en buenas prácticas internacionales como las casas Soteria o la logoterapia, y reforzado por la figura de la persona experta por experiencia.
“Con Casa Maná queremos dar una respuesta humana y esperanzadora a un problema creciente en nuestra sociedad: que cada joven que atraviesa una crisis suicida encuentre un lugar donde sentirse seguro, recuperar la confianza, reconectar con su entorno y volver a desear la vida”, subraya Blanca Arregui.
Comité de Expertas
El modelo de Casa Maná cuenta con el respaldo de un Comité de Personas Expertas de referencia nacional, formado por:
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Blanca Arregui, psicóloga y fundadora de la Fundación Acrescere.
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Aurelia González, psicóloga clínica y responsable del área de prevención del suicidio del Teléfono de la Esperanza.
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Jenifer Humanes, politóloga y presidenta de la Alianza para la Prevención del Suicidio.
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Alejandro Martínez, doctor en Economía y presidente de Fundación Acrescere.
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Cristina Martínez-Vallier, periodista y secretaria de La Niña Amarilla.
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Marta Nieto, periodista y autora de Habla.
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Magdalena Pérez Trenado, psicóloga clínica y coordinadora de la Unidad ConectaSuic en La Rioja.
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Sergio Tubío, presidente de AIB y bombero del Ayuntamiento de Madrid.
Este comité vela por la calidad, evidencia científica y buenas prácticas del programa.
Cómo funciona Casa Maná
El itinerario terapéutico se articula en cuatro fases:
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Acogida y contención: descanso del sufrimiento y recuperación del sentido de seguridad.
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Vinculación y pertenencia: convivencia que refuerza la autoestima y el sentido de comunidad.
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Elaboración personal: acompañamiento psicológico para poner palabras al dolor y abrir nuevas perspectivas.
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Reapertura y sentido: reconexión con la vida educativa, laboral o familiar, con acompañamiento en la vuelta a casa.
El acceso al programa requiere una evaluación clínica inicial a través del Servicio Psicológico Sanitario Valía.
La primera entrevista es online y gratuita, y gracias al carácter no lucrativo de la Fundación, las tarifas se mantienen muy por debajo de los servicios residenciales habituales, con posibilidad de becas o ayudas económicas.
Una invitación a colaborar
La Fundación Acrescere invita a instituciones públicas, empresas, entidades sociales y ciudadanía a colaborar mediante becas, patrocinios o voluntariado especializado.
“Esta tarea requiere sumar esfuerzos. Solo juntos podremos abrir caminos de esperanza para tantos jóvenes y familias que lo necesitan”, concluye Blanca Arregui.
















