Ajuntament de Valencia: más de 250 millones en el banco y un indigente muere de frío, el «govern de les persones»

Las políticas sociales son prioritarias en los Ayuntamientos, al ser la administración pública más próxima a los ciudadanos. Pero algo sigue sin funcionar en el Ajuntament del Cap i Casal. Por muchas veces que repitan el eslogan electoral del «govern de les persones», la realidad es que el dinero se gasta en otras prioridades. Más de 250 millones en el banco para que un indigente muera de frío en las calles de Valencia.

Dinero para colegas catalanistas y propaganda política en medios afines sí hay

Subvenciones millonarias a los colegas catalanistas y publicidad institucional en medios afines. Ésta es la realidad, propaganda y amiguismo. Mientras que más de 1.000 personas siguen en las calles malviviendo. Seguimos sin un buen refugio público, porque Casa Caridad es un organismo privado. Siguen ocupando el espacio que deja el ayuntamiento en atención a las personas con menos recursos las entidades privadas, ante este govern de les persones que las abandona de facto.

La semana pasada el concejal Fernando Giner ya advirtió que la campaña del frío no se había puesto en marcha a tiempo. No se habían activado los mencanismos para que entidades como Cruz Roja abrieran refugios temporales, ni se había hecho una campaña de reparto de mantas por servicios sociales.

La Federación de Vecinos pide responsabilidades a Ribó y Sandra Gómez

La Federació d’Associacions Veïnals (FAAVV) de Valéncia ha denunciado la muerte de un sintecho en Valencia este pasado fin de semana. Parece causada por el frío y exige responsabilidades y actuaciones urgentes a las Administraciones públicas.

El hecho ha sucedido prácticamente en la primera noche de frío en la ciudad en un
asentamiento de chabolas en una fábrica en ruinas junto al cementerio de Benimaclet.
“Es inadmisible que situaciones como ésta sigan ocurriendo en una ciudad que se
autoproclama como Ciudad Refugio. Mientras no se actúa con previsión para albergar a
las personas que se ven obligadas a pernoctar en la calle sufriendo condiciones que
provocan la muerte”, ha señalado la presidenta de la Federación vecinal, María José
Broseta.

Desde la Federació d’Associacions Veïnals se insta a las distintas administraciones, local, autonómica y central, a abordar con urgencia la cuestión del acceso a la vivienda. A
como de la gestión de los servicios públicos para las personas vulnerables, para que estas
situaciones no puedan darse en ningún caso.

El Ayuntamiento no puede mirar hacia otro lado y debe reforzar con urgencia los equipos de personal especializado que acude a estos lugares a repartir el material de abrigo. Pues es evidente que esto no se está realizando adecuadamente”, ha señalado María José Broseta. Ha añadido además que, no obstante, “esto sería solo un parche al problema, puesto que lo que habría que hacer como más inmediato es abrir albergues y no poner trabas para su acceso, pues se está poniendo en juego la vida de seres humanos”.

Los problemas de los albergues y Valencia sigue con el dinero en el banco y sin atenderles como se merecen

El problema de los albergues privados es que son de instituciones privadas y no dejan acceder en su gran parte con animales de compañía ni con grandes carros de los que se utilizan para llevar als pocas eprtenencias que poseen los sintecho.

Una ciudad que tiene 250 millones y es incapaz de proyectar un albergue público. El único existente tiene una capacidad de 12 plazas, totalmente insuficiente. Está en el edificio del Carmen donde se ubica la policía local y se construyó en época del PP. Todas las demás plazas están en recursos privados, conveniados con el Ajuntament de Valencia y con normativas y topes para su acceso que en condiciones desfavorables meteorológicas no pueden absorber la demanda existente.

Parece que estas personas que no votan, no son una prioridad para unos políticos sin alma que sólo miran por sus propios intereses. Del «govern de les persones» hemos pasado al «govern contra les persones». Rescatant persones decían, pero lo que nunca nos dijeron era que sólo a sí mismos y a sus acólitos más próximos. Indecente.