La Comunitat Valenciana da un paso firme y profundamente humano hacia un modelo de protección de la infancia centrado en lo esencial: el derecho de cada niño y niña a tener una vida familiar estable, segura y llena de afecto.
La vicepresidencia primera y Conselleria de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda ha impulsado una modificación del decreto de acogimiento familiar que sitúa, por primera vez con tanta claridad, el interés superior del menor en el centro de todas las decisiones.
“Cada artículo, cada procedimiento y cada decisión están pensados para garantizar que los menores crezcan en entornos seguros, afectivos y estables”, ha destacado la directora general de Familia, Infancia y Adolescencia y Reto Demográfico, Angélica Such, coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Adopción.
El nuevo decreto contempla que, ante cualquier cambio en la medida de protección, las familias de acogida sean valoradas prioritariamente si ello beneficia al menor.
Con esta medida, se busca reducir los traslados y cambios de convivencia, preservando la estabilidad emocional de los niños y niñas que ya han construido vínculos afectivos sólidos con sus familias acogedoras. Además, la reforma garantiza el derecho del menor a ser escuchado y comprendido. Cada niño o niña podrá participar activamente en las decisiones que afecten a su vida, con un lenguaje adaptado a su edad y con los apoyos necesarios para entender y expresar su opinión. Se trata de darles voz y protagonismo en su propio proceso vital.
Este nuevo marco normativo, alineado con los estándares internacionales y nacionales de protección de la infancia, refuerza también la colaboración entre la Administración y las familias acogedoras y adoptantes. En este sentido, la creación de la Mesa de Acogimiento y Adopción busca mantener un diálogo constante y transparente con las entidades que representan a las familias, consolidando un modelo más participativo y humano.
“Estamos situando al menor en el corazón del sistema. Su derecho a una vida familiar digna, donde pueda desarrollarse y sentirse querido, está por encima de cualquier otra consideración”, ha concluido Such
En definitiva, este nuevo decreto no solo cambia una norma, cambia vidas. Representa la voluntad de una sociedad que elige cuidar, escuchar y proteger a sus niños y niñas, reconociendo que cada uno de ellos merece un hogar donde sentirse amado, seguro y parte de una familia. Porque cuando un menor crece rodeado de afecto, crece también el futuro de todos.















