Se cumple un mes de aquel trágico 29 de octubre. El agua no sólo inundó calles y propiedades. La DANA interrumpió muchas vidas. València y los valencianos cambiaron. También la vida de los más pequeños. Además, detuvo algo esencial para ellos: su educación.
Algunas de las escuelas afectadas permanecen cerradas
Un mes después, algunas de las escuelas permanecen cerradas. Los daños impiden fijar una fecha de reapertura. Y nuevamente, miles de niños y niñas se enfrentan a un vacío educativo. Esta situación, junto al parón que tuvo lugar durante la COVID-19, podría marcarles a largo plazo.
No es el temario perdido. También son momentos de distracción y juegos en el recreo. De relacionarse con amigos y compañeros. De compartir, aprender y disfrutar. Conceptos muy importantes para su desarrollo.
Las familias que se encuentran en esta situación están preocupadas, y no es para menos. Todo ocurrió de la noche a la mañana, y sus hijos ya llevan un mes sin acudir a las aulas. Esto es mucho más que una interrupción en su rutina diaria. Es un parón en la formación de los niños y niñas. Pero además, es un golpe para su bienestar emocional. Después de un mes en el que su rutina se ha compuesto por fango y destrucción, solo necesitan eso, un poco de distracción.
La rutina escolar. La interacción social con compañeros y profesores. El sentido de estabilidad que proporciona la educación. Son solo algunos de los elementos fundamentales en el crecimiento de cualquier niño o niña.
Me pregunto si somos conscientes de lo que puede suponer. Personalmente, todavía me cuesta. Quedan muchas cosas importantes por hacer. Pero no podemos olvidarnos de que esta generación se ha visto privada de su derecho a la educación hasta en dos ocasiones. Y que por supuesto, necesitan volver a las aulas.
La educación, una víctima más de la DANA
Es cierto que las autoridades están trabajando para reanudar las clases. Pero no podemos olvidar que la educación no puede esperar. El retraso en la reconstrucción de las infraestructuras escolares no puede convertirse en una excusa. Hay que priorizar el futuro de estos niños y niñas. Se necesita una mayor agilidad y rapidez. Las ideas existen, ahora hay que llevarlas a cabo.
Para superar este problema, el esfuerzo debe realizarse de manera conjunta. Las autoridades deben unirse y trabajar en la misma dirección. Ya habrá tiempo para debatir; ahora no es el momento. El tiempo corre en contra, y València no puede permitir que esto continúe. La educación es un derecho que debe protegerse siempre, incluso en momentos tan delicados como el que vivimos todos los valencianos.