Un día cualquiera de trabajo en una prisión de España

Estábamos a eso de las 2 de la tarde sacando el recuento del módulo, cuando se escucha una llamada general por medio del walkie,  ¡¡módulo de aislamiento a jefe de servicios!!. Me quedo mirando al compañero y le digo:

saca tú el recuento al jefe de centro y me acerco a ver qué ocurre y a ver si  hay que echar una mano”. El módulo de aislamiento alberga a los primeros grados del centro penitenciario. Llego al módulo de aislamiento a la vez que otros cuatro compañeros que vienen de otros puestos, mirándonos a los ojos y diciéndonos sin hablar, “¿que pasará ahí dentro otra vez?”.

Un recluso que destroza la celda

Una vez allí, ya se encuentra el jefe de servicios informándose por los compañeros que prestan servicio allí de lo que ha ocurrido: “ el interno de la 23 lleva toda la mañana amenazando con autolesionarse si no viene el médico a verlo y quiere que traiga una medicación que no le han dado. Nosotros hemos llamado al médico para comprobar la medicación y está todo correcto, ahora hemos ido a su celda a decírselo y acto seguido se ha dado un cabezazo contra la pared y ha destrozado una silla. Hemos tenido que cerrar la puerta pues se ha venido hacia nosotros con una pata de la silla rota a agredirnos. Nos ha llamado, hijos de puta, se ha cagado en nuestros muertos, nos ha dicho que si no le da el médico la medicación que quiere, la va a liar muy gorda y acto seguido ha comenzado a destrozar la celda”.

Amenazas a los funcionarios tras destrozar la celda

El jefe de servicios ya no pone ni cara de circunstancias, de un tiempo a esta parte son muy comunes este tipo de comportamientos y estamos cada vez más cerca de que ocurra alguna desgracia. Se oye el teléfono comunicador de la celda 23 con la cabina del funcionario, es el interno que está liando el altercado, dice: “ he destrozado la celda, me he hecho con los cristales de la ventana unos pinchos con los que os voy a rajar la cara, aquí os estoy esperando cábrones, a ver si tenéis tantos cojones en el cuerpo a cuerpo conmigo”.

Vaya situación y vaya papeleta se nos presenta, pienso. El jefe de servicios mira a los funcionarios y ya está dicho todo, hay que sacar al interno y e intentar que deponga en su actitud. El jefe, ordena a los compañeros que se pongan los trajes de protección y distribuye las demás tareas entre los que nos encontramos allí.

Una vez allí, en la galería de la celda 23, el jefe abre la mirilla de esa celda y llama al interno para hablar con él y hacer un último intento, lo que ve le deja sin habla, el interno esta con una hoja de la ventana en la mano en una esquina de la celda esperando que entremos a reducirlo, le dice el jefe: “ vamos hombre, vamos a arreglar esto de manera civilizada, no hace falta llegar a este extremo”. Contesta el interno: “ espero que tengas los cojones de entrar tú el primero, perra asquerosa, me cago en tu puta madre”.

Los problemas se acumulan cada día y son los funcionarios los que lo resuelven

Dos horas más tarde, después de haber solucionado con éxito esta situación, no sin haber tenido un compañero con el dedo roto, otros dos con arañazos y alguna otra contusión, estamos con el jefe de servicios en su despacho, hablando de lo ocurrido en aislamiento, dice el jefe: “llevo casi 30 años trabajando en prisiones y no he visto tanta agresividad , todos los días tenemos algo en aislamiento, si no es lo de hoy, es porque han pegado fuego a la celda, autolesiones….»

pinchos incautados a los presos

«Todo esto, nosotros con el culo aire, somos los parias de la administración, ni siquiera estamos envestidos de autoridad, hoy cuatro compañeros lesionados y encima tenemos que estar contentos de que no haya ocurrido algo más grave. Ni siquiera le van a abrir diligencias por lo que ha hecho, tampoco paga desperfectos, todo lo paga la administración. Sólo le pondrán un parte disciplinario que se va a pasar por el arco del triunfo. Esto parece el mundo del revés, escuchas al ministro hablar de todo esto y habla de ellos como “ los débiles”, ¿los débiles?¡¡ los cojones!!, los débiles somos nosotros que nos dan hostias por todos sitios y si faltaba algo , que es lo que más me jode es el fuego amigo”.

Dura reprimenda a los sindicatos que parecen desaparecidos en las prisiones

¿fuego amigo? pensé, a que se referirá con eso de fuego amigo, salí de dudas enseguida cuando un compañero le preguntó  :“ joder, el fuego amigo es el de los sindicatos de prisiones , llevo casi 30 años trabajando aquí y cada vez estamos peor. Hacen sus manejos con el gobierno y las mejoras serán para ellos que se liberan y no saben ni dónde queda la prisión ya, que tristeza más grande. Vaya discurso os he echado, que pesado me pongo, yo sólo quería daros las gracias por vuestra profesionalidad y que sepáis que el único consuelo que tenemos es la unión que tengamos entre nosotros, de los demás, no esperéis nada”.

En fin, un día más de trabajo en prisiones.

Tu Abandono Me Puede Matar Villena