El trabajo. Precario y con unas condiciones imposibles, y empeorando constantemente. Cada nueva ley no hace sino complicar aún más las cosas. Para que al final, a un trabajador le roben de su nómina un 36% . Además, para que ese sueldo no sea de “hambre”, el empresario debe pagar lo mismo al Estado.
El estado se lleva casi la mitad de lo que gana un español.
¿Y para qué?, pues para costear, entre otras muchas cosas, la señoritas de afecto negociable que frecuenta un exministro. Para repartirse comisiones en compras inútiles entre empresarios y miembros del gobierno autonómico y central. Para pagarle el catering de lujo a Pedro cuando sale de excursión. Para rescatar líneas aéreas extranjeras o de amigotes. Para llenar nuestro país de inmigrantes ilegales, muchos de ellos expresidiarios y delincuentes que son una inversión segura para las mafiosas ONGS.
Un sinfín de pozos negros…
Pero después, te suben el IRPF porque no hay para pensiones, y le pagan a un You tuber de moral negociable, para que vaya soltando “la perla”, de que los jubilados son egoístas. Que, por su culpa, los jóvenes no tienen futuro. Claro, algunos de estos jóvenes, adoctrinados en universidades y “analfabetizados” en la escuela, le compran el argumento, porque en vez de impartirles conocimientos útiles, les han enseñado Educación para la Ciudadanía, les han dado charlas sobre “género” y los han aprobado sin más. Mientras, han sangrado a sus padres con unos libros de texto y un material escolar infladísimos de precio. Y, por descontado con los impuestos, que son “para sanidad y educación”.
La sanidad, otra de las cosas que cada vez es más preocupante.
Sobre todo, ahora, que sabemos que nuestros médicos emigran, y pretenden reponerlos con gentes de paises africanos, de entre los cuales, no sé si llegará algún cirujano. De lo que no me cabe duda, es de que llegará más de un carnicero.
La vivienda, otro gran problema. Este fin de semana se convocó una manifestación en protesta, ¿por el problema de la vivienda?, no. Inquilinos contra propietarios. Vale la pena ver los vídeos de algún periodista y las respuestas a las preguntas pertinentes. Gente que dice “sentirse” o “ser” de izquierdas, gente para la que la política no es algo tangible y que afecta directamente a sus vidas. Gente para la que ser de un bando u otro, porque en la derecha pasa lo mismo, es ya una cuestión metafísica, como una religión o creencia. Cualquier excusa es válida, con tal de no señalar a los culpables del problema, que son aquellos que han legislado de forma aberrante, y han inflado el precio del suelo en beneficio de unos pocos amigotes.
La agenda 2030, que cada vez está más claro lo que pretende, que es acabar con occidente y devolvernos al siglo XIX.
Esos objetivos descritos con cursilería esconden siniestras intenciones. Te venden la burra del ecologismo, te aterrorizan con supuestas catástrofes climáticas, y todo para hacer negocio unos cuantos. No es lo mismo ser una empresa energética que un particular que se coloca unas placas solares, a este último, lo acosarán con condiciones imposibles hasta que tire las placas al vertedero. Mientras, los campos cultivables se llenarán con las mismas placas que no te dejan tener en tu casa, y con molinos de viento que además de feos e inútiles, matan pájaros. Todo muy ecológico.
Para que todo esto suceda sin que la gente salga a la calle armada, nos tienen entretenidos, con redes sociales, plataformas de entretenimiento y un montón de juguetes.
Todo tiene un mismo origen y unos claros culpables. Nuestros políticos, y el sistema que permite que gentes ineptas, o con una moral muy distraída, estén legislando y gobernando. Un sistema creado hace ya cuarenta y seis años para que la misma gente y solo esa gente, tenga acceso al poder y a nuestro dinero.
Podemos preocuparnos por muchas cosas. Nos inundan con escándalos todos los días, con titulares apocalípticos y un montón de cosas aberrantes, pero todo esto solo tiene una razón, y es que solo divisemos fragmentos del verdadero problema. Que estemos prácticamente inmunizados, como cuando te inoculan pequeñas dosis de veneno.
Que veamos la corrupción como algo inevitable, y nos consolemos con argumentos tan falaces como, “los otros lo harían peor” o mi favorito, “todos van a robar, así que da igual”.
Que ahora mismo estemos en esta situación, que a la política solo llegue lo peor de cada casa, no es irremediable. Basta con pedir cuentas, con pedir responsabilidades. Empezando por los más cercanos, los de nuestro municipio o ciudad. Debemos estar pendientes de lo que hacen. No podemos ni debemos aceptar esta situación. No basta con ir a depositar una papeleta cada cuatro años, entre otras cosas, porque este trámite bastante inútil (no elegimos nada), con el tiempo desaparecerá, porque a los hijos de los que ahora nos expolian, ya no les hará falta ser votados.