– Conseguir la talla idónea de cualquier prenda no es cosa fácil, puedo entrar en cualquier comercio y solicitar mi talla. Buena suerte si es la correcta.
Se utilizan mediciones diferentes según al cliente que va dirigido, incluso restringen el tallaje que no alcanza a un público mayoritario. Con esto se busca que estas prendas solo las puedan llevar un tipo de clientes, especialmente en moda mujer. Esto provoca una discriminación para conseguir una estética muy concreta, que habitualmente es más común en firmas de alto nivel. En nuestra sociedad no podemos negar que se han creado cánones de belleza ligados a la imagen.
En un tiempo existía incluso el concepto “tallas especiales”, absolutamente despectivo, que luego se corrigió por el de “tallas grandes” y, con otro concepto muy americano, crearon las tallas pequeñas o “petites”. Estas tallas están más limitadas en el número de fabricantes, y por supuesto en cuanto a diseño y variedad de modelos, pese a la mejora en los últimos años. En un mercado global, con fabricantes comercializando su ropa en cualquier lugar del mundo, la situación del tallaje se complica. En comparativo con el tallaje más generalizado en España, la moda italiana es una talla más pequeña, si la comparamos con la moda francesa es una talla más grande. Añadimos a la fiesta el sistema de muchos países de small, medium, large o extra large y se convierte en un caos de confusión.
En España la venta online supone el 22,8 % del total de la venta de moda, y, con este sistema de tallaje, que la fuerza te acompañe, si la prenda que te gusta se ajusta a tu cuerpo cuando llegue. Esto genera mucha frustración a la hora de la compra; aunque España ha crecido enormemente en este segmento, todos hemos tenido una compra fallida por la talla, amén del color o diseño que se desvirtúa de la imagen de origen.
No parece una misión imposible estandarizar el sistema de tallaje para conseguir una compra más normalizada sin variantes tan extremas.
Debo decir que dudo que se consiga.