José María Llanos: “La manipulación del lenguaje: No son Valencianistas”

José María Llanos: “La manipulación del lenguaje: No son Valencianistas”

Desde que se inventó el márquetin político, allá por el era de Stalin, la mentira no ha sido un impedimento, sino más bien el mejor medio para cazar incautos en el laberinto de las palabras, y en esto la izquierda anda a la caza del descuido del votante haciendo honor a su dominio de la propaganda.

En esta época, a pocos días de las elecciones, es posible todo, incluso ver al alcalde de Compromís en alguno de los actos de la Virgen de los Desamparados, cuando no se ha acercado a ningún acto en los últimos años; pero ya se sabe que “París bien vale una misa”, que diría Napoleón.

Sin embargo, un acto no desdice una actitud, y por eso no deja de sorprenderme que cual “gripe española”, se proclame “valencianista” a Compromís, cuando es el partido más “antivalenciano” con el que nos hemos topado en nuestras tierras. Igual que aquella gripe de 1918 fue todo menos española, de la misma manera este partido no es, no ha sido, y no será nunca, valencianista.

El Sr. Ribó ha dado un golpe conveniente al uso del lenguaje, y ha abusado de las palabras en su propio beneficio.

Como en Valencia no “pegaba” el uso de “Països Catalans”, como reconoció hace unos años Oltra en Perpiñán (“aún no estábamos preparados”), encontraron otro modo de infiltrarse en nuestra cultura, nuestras tradiciones, nuestra historia y nuestras raíces: pasaron a denominarse “valencianistas”.

Pero frente a la propaganda sectaria, veamos los hechos:

¿Puede ser valencianista un partido que desprecia la devoción a la Mare de Deu dels Desamparats, profundamente querida por el pueblo valenciano? ¿Puede ser valencianista un partido que impone una lengua que no es el valenciano en los llibrets de Falla? ¿Puede ser valencianista un partido que defiende la cultura catalana, haciéndola pasar por valenciana, en todos los actos que promueve y subvenciona?.

¿Puede ser valencianista un partido que el 9 d’octubre se contramanifiesta por la tarde en defensa de unos Países Catalanes inexistentes? ¿Puede ser valencianista un partido que nos considera súbditos del separatismo catalán? ¿Puede ser valencianista un partido que se opone a la ampliación del Puerto de Valencia y que aplaude la ampliación del Puerto de Barcelona?.

¿Puede ser valencianista un partido que habla siempre de la “franja mediterránea” -para ellos “franja mediterrània”, metiendo la Comunidad Valenciana en un ente único separado de la unidad de España, con sede en Barcelona-? ¿Puede ser valencianista un partido que concede ayudas a dedo a entidades catalanistas tradicionales como Escola Valenciana, Plataforma per la Llengua -que persigue y señala con el dedo acusador a profesores y comercios que no hablen catalán-, El Micalet -organizador de la cabalgata de las magas republicanas-, la Fundació Llull, y la Associació d’Escriptors en Llengua Catalana?.

¿Puede ser valencianista un partido que tiene un exconseller de Educación, Vicent Marzá, que dijo que “sin Valencia no hay independencia y sin desobediencia no hay independencia” -entregando Valencia al imperialismo pancatalanista? Pues parece que saben presentar paquetes de regalo con lazos de señera cuando conviene, pero dentro está la verdad de todo lo dicho.

Y son hechos.

Como lo son que han entrado incluso en las Fallas, pero no por un acto de recapacitación o conversión, sino como estrategia de control y manipulación, del mismo modo que se llaman valencianistas sin serlo.

Y a éstos, acompaña el PSPV de Chimo Puig en la Generalitat y en la Diputación, quienes para apuntalar la neurosis de los “Països”, desviaron casi 12 millones de euros en 7 años del dinero público -de los valencianos-, a través de contratos a dedo y subvenciones sin concurrencia para un flujo constante y adoctrinador del independentismo catalán que incluye a los súbditos del inexistente País Valenciano: como Acció Cultural del País Valencià (ACPV), que paga con subvenciones desde Cataluña la hipoteca del edificio «El Siglo», sede del Centro Octubre, base de operaciones del editor Eliseu Climent, principal impulsor de la entelequia de los “països catalans”. Para aclararnos: se ha tratado y se trata de quitárselo a los valencianos para dárselo a la construcción del Imperio pancatalanista.

Este expolio no es una broma, sino un robo miserable a los valencianos.

Es por eso que llamar partido valencianista a Compromís es lo mismo que llamar demócratas a los comunistas: un atentado a la razón y una burda manipulación del lenguaje.

  • Y no es valencianista Compromís, además, porque ni siquiera se sienten valencianos; como no lo es el PSPV.

Que riega de millones al catalanismo y desprecia y no reconoce los títulos de valenciano -del de verdad-, de la Real Academia de Cultura Valenciana y de lo Rat Penat.

A todo ello se suma el hecho de que los medios hayan comprado este lenguaje falso de valencianismo; los de un lado y los de otro; y por los medios, se ha incorporado a la memoria colectiva. Pero es sencillamente mentira. Las autodenominaciones no pueden ser un mantra aceptado sin rigor ni acribia periodística.

El papel todo lo aguanta; pero los valencianos tenemos que saber la verdad, porque sólo con la verdad seremos realmente libres, y así Compromís y sus socios podrán “jugar” al independentismo y al antivalencianismo, pero en los sillones de la oposición. Y para eso hace falta VOX; es necesaria la alternativa; porque VOX sí que cuida lo tuyo, porque somos realmente valencianos, y estamos orgullosos de ser valencianos. Y con nosotros, Valencia respirará. Nos lo merecemos.