En relación con el anterior artículo sobre la necrosis habitacional de los jóvenes y familias en situación precaria, ante la compra o alquilar de una vivienda digna, continuaremos destacando otros problemas directos que afectan a los jóvenes, a los trabajadores, y también a nuestros mayores.
España está inmersa en una espiral por la cual, cada día, cada mes y cada año aumenta la deuda.
La deuda pública en 2007 era de 384.000 millones. En 2024 subió hasta 1.621.000 millones de euros. Hemos multiplicado por 4,5 la deuda en los últimos 17 años (a pesar de la subida de impuestos), deuda que ha sobrepasado todos los récords históricos.
Esto implica, directamente: menos crecimiento, menores salarios reales, menos empleo y más impuestos a futuro. En 2018, la deuda por habitante era de 25.900€, y en 2024 es de 33.200€. Es decir, el PSOE ha endeudado en 7.300€ más a cada español (y eso que el socialismo azul del PP ya había batido el récord). Cada 15 minutos, Sánchez incrementa la deuda en más de 2 millones de euros. A saber, 200 millones de euros cada día. ¡200 millones cada día!
En lo relativo a los impuestos, los gobiernos del PP y del PSOE, uno tras otro, han ido incrementado la presión fiscal mediante la recaudación.
Y, por supuesto, su gasto público también. Concretamente Sánchez ha subido más de 97 veces los impuestos, desde 2018, y la recaudación ha aumentado en 136.550 millones de euros (lo que cada uno de nosotros pagamos ha subido de 6.930 € a 9.430 €, esto es, 2.500 € más en impuestos y cotizaciones). Otro récord histórico…
El gasto total en subvenciones directas en los últimos años superó los 32.000 millones de euros (sin contabilizar las subvenciones de cuantía inferior a 100.000€).
La aportación presupuestaria para entidades públicas empresariales (distinta de las subvenciones) asciende a 15.365 millones de euros. El gasto en cooperación internacional está alrededor de 4.500 millones de euros. A estos datos le sumamos que las Comunidades Autónomas aumentan estos presupuestos en más de 265.000 millones de euros y que, sólo se dedica a educación, justicia o sanidad (prestaciones públicas esenciales) algo más de la mitad de este importe. No obstante, existe mucho margen de mejora en la gestión de la administración pública. Según el Instituto de Estudios Económicos, las ineficiencias superan los 60.000 millones.
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Resumiendo: hay una cantidad aproximada de 130.000 millones de euros dedicados a financiar CCAA que, partida a partida, podrían ser recortados.
Recortados sin afectar al bienestar de los españoles, lo que, sumado a la ineficiencia de la administración general valorada en otros 60.000 millones que deben atacarse, sumarían unos 200.000 millones malgastados.
A estos gastos absurdos se le suma un gasto que sí redunda en el bienestar de los españoles, y que, en las últimas décadas, representa una porción creciente: las pensiones. Pero estando así las cosas, el sistema actual avanza hacia la insostenibilidad.
- ¡¡Un problema que ya se había detectado en 1995, cuando se constituyó el llamado pacto de Toledo!!
Pacto que unos años más tarde creó una comisión permanente en el Congreso de los Diputados y, a pesar de ello, el bipartidismo ha decido continuar en una senda que lleva a la insostenibilidad del sistema, a la quiebra de las pensiones y a una reducción de la inversión pública en asuntos de extrema urgencia como la vivienda o la natalidad.
Entonces, ¿para qué ha servido el Pacto de Toledo? Para nada.
Pero esto es un suma y sigue, con otras cuestiones de “actualidad”, como la inmigración. Comencemos con algunos datos: en 1996 la población extranjera era el 1% del total, y hoy en día supera el 20%; en ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia la población de origen extranjero entre los 20 y los 39 años ya supera el 40% del total. ¡El 40%, señoras y señores…, casi la mitad de la población!
- Por causa de las políticas pro-inmigración masiva, se ha generado un daño transversal a toda la economía española
Saturación de servicios públicos (listas de espera, transporte masificado, pérdida de calidad educativa…), barrios inseguros, condiciones laborales deterioradas, salarios de miseria, etc.
Como consecuencia, se está obligando a las familias españolas a un desembolso inasumible para sus economías familiares: sanidad privada si quieren ser atendidos pronto, colegios de pago o actividades extraescolares y academias para que sus hijos no pierdan comba, alarmas en la casa, aumento de las pólizas de seguros por culpa de la ocupación ilegal, transporte privado para una vuelta a casa segura, o taxis para no ser agredidos en el transporte público.
Todos tenemos presente el posible peligro que corremos después del asesinato en EE.UU de Iryna Zarutska, la joven ucraniana desplazada por la invasión rusa de su país; y tantos otros casos desgraciados.
A causa de la inmigración se estima un sobrecoste público que supera los 30.000 millones de euros anuales.
A fin de cuentas, los defensores argumentan que nos pagan las pensiones y salvan nuestro “Estado de bienestar”; sin embargo, esta saturación pone contra las cuerdas la viabilidad de todas las redes de solidaridad para con los españoles más vulnerables, pues la inmensa mayoría de los inmigrantes son receptores directos de ayudas que no llegan a nuestros compatriotas.
- En torno a 2 millones de inmigrantes viven de prestaciones económicas directas del Estado. El daño es tremendo para el ámbito laboral y social.
Desde 2021, 9 de cada 10 nuevos empleos son ocupados por extranjeros. Y mientras todo esto sucede, patronales, bancos, partidos políticos, sindicatos y medios de comunicación, dicen que seguimos necesitando cientos de miles de inmigrantes más cada año.
Este panorama descorazonador, que continúa exhibiendo los problemas que ya apunté en el artículo anterior sobre la vivienda (en especial de los jóvenes y no tan jóvenes españoles), no es sino la radiografía de un presente que tiene solución; nunca es fácil, pero sí es posible. Por ello, en un próximo artículo les propondré una serie de medidas prometedoras que, ya adelanto, han de pasar necesariamente por encima de un sistema bipartidista PP-PSOE, que nos ha traído, con unos y con otros, a esta emergencia vital.
¡Hasta la próxima!