Fernando de Rosa “Valencia, Llegar a buen puerto”

Fernando de Rosa “Valencia, Llegar a buen puerto”

La expresión popular referente a que algo llegue a buen puerto, se refiere al deseo de que un asunto o proyecto termine de buena manera. Cuando la izquierda llegó al poder en la Comunidad Valenciana, lo hizo gracias a una oposición sin piedad frente al Partido Popular: insultos, escraches y descalificaciones.

Se trataba de llegar al poder a cualquier precio, y para ello, la izquierda siempre ha sido muy dada a utilizar el maquillaje propagandístico para que, con cantos de sirena, atraer al electorado. Así, por ejemplo, el catalanista Bloc se escondió en la coalición Compromís para poder llegar al gobierno en la ciudad de Valencia y en la Comunidad.

  • Nunca con un mensaje explícito de carácter catalanista hubieran conseguido la confianza de una parte del electorado en Valencia, lo demás era cuestión de cosmética electoral.

Por su parte, Chimo Puig, ha sido capaz de vaciar de contenido al Partido Socialista, haciéndole perder su esencia e ideología, con tal de llegar al poder y mantenerse en él. En la actualidad, se trata de un partido que igual sirve para un roto o un descosido, tal y como también ha hecho Pedro Sánchez a nivel nacional, y para ello, se ve en la necesidad de purgar a históricos socialistas como Joaquín Leguina o Nicolás Redondo.

Cuando comenzó la legislatura, auguré que la travesía de la izquierda en la Comunidad Valenciana sería tormentosa, y a estas alturas, con seguridad, puede decirse que no va a llegar a buen puerto. Los gobiernos local y autonómico van a la deriva, sin rumbo y sin nadie que sepa cómo manejar el timón. A su vez, existen riesgos de motines y luchas intestinas en los grupos de izquierda valenciana.

  • El proyecto mal llamado regenerador de la izquierda, ha fracasado.

Tanto el gobierno autonómico, como el local, han sido incapaces de ofrecer soluciones efectivas a los ciudadanos en estos momentos de grave crisis económica y social. A su vez, han abandonado a sectores claves en nuestra economía, como la hostelería y el turismo. La nave de la economía valenciana hace aguas y se hunde cada vez más. Mientras, nuestros gobernantes permanecen ajenos a estos problemas, perdidos en sus luchas intestinas por ser el partido hegemónico en la izquierda. No son conscientes de que esas batallas por sobresalir, cada vez más les alejan de la realidad y de las necesidades de los ciudadanos.

  • Si ellos no van a llegar a buen puerto, tampoco quieren que la ciudad de Valencia mejore sus instalaciones portuarias.

Compromís, siguiendo las directrices e instrucciones de Esquerra Republicana, se niega a la mejora de esa infraestructura. La cosmética no les permite ocultar su sumisión al catalanismo que no quiere que el puerto de Valencia haga sombra al de Barcelona.

El discurso de que el medio ambiente resultaría afectado con una eventual ampliación es falso, pues en realidad, las obras irían dirigidas a la mejora y acondicionamiento de los diques que ya están hechos. Esta inversión implicaría la creación de 17.000 puestos de trabajo directos, y alrededor de 40.000 indirectos.

A su vez, no supondría un incremento en la carga impositiva a los valencianos, pues se sufragaría con fondos europeos. Y, por otro lado, de manera indirecta, ayudaría a acelerar el proceso de soterramiento de las vías del tren y una mejora en la circulación en la V-30.

Los cantos de sirena y la cosmética electoral de la izquierda van perdiendo eficacia. Llegaron para pilotar la nave de la política valenciana, y los hechos evidencian que han sido totalmente incapaces de hacerlo con eficacia y empatía.

Necesitamos llegar a buen puerto, y para ello, es preciso que la izquierda valenciana desembarque y deje el timón de la Comunidad y de la ciudad de Valencia, en manos de quien sepa manejarlo con determinación y compromiso con la ciudadanía. Ese es el proyecto del Partido Popular, el proyecto de todos.