Fernando de Rosa: “ Cuán largo me lo fiais”

 

La expresión “cuán largo me lo fiais” es utilizada frecuentemente por los clásicos de la literatura española. Así, Miguel de Cervantes la puso en boca de Don Quijote al dirigirse a su escudero haciendo referencia a los vaivenes del destino y la fragilidad o debilidad de los sueños y las esperanzas, por eso, el ingenioso hidalgo afirmó: ¡cuán largo me lo fiais, amigo Sancho!”.

En la obra “el burlador de Sevilla”, de Tirso de Molina, Don Juan afirmaba: “no hay plazo que no llegue, ni deuda que no se pague. ¿Mientras en mundo viva, no es justo que nadie diga: ¡cuán largo me lo fiais! siendo tan breve el cobrarse?”. Más tarde, también se utiliza la expresión por José Zorrilla, en su obra “Don Juan Tenorio”. En ambos casos, Don Juan utiliza frecuentemente la expresión que da título a este artículo para despreciar todo lo que no sea inmediato, lo que no es tangible. La frase se presenta como un leitmotiv del pensamiento y modo de vida de Don Juan.

Pues bien, he querido utilizar esta frase clásica en nuestra literatura para hacer referencia a la situación política que vivimos en Valencia. La izquierda vive pensando solamente en el presente, en “su” realidad actual, sin programar y decidir ni a medio ni corto plazo. La legislatura avanza inexorablemente, y el discurso de los partidos de izquierda va a llegar exhausto a la siguiente convocatoria electoral que ya se vislumbra en el horizonte. Largo lo fiaban, pensando que la cita con las urnas y la rendición de cuentas a la ciudadanía estaba lejana, pero ya está ahí, como se dice comúnmente, a la vuelta de la esquina.

Es indiscutible que sufrimos unos gobiernos, tanto en el ámbito municipal, como en el autonómico, preocupados solamente por lo tangible, por el poder y por su bienestar. De manera dominante y recurrente hacen uso del frentismo para sobrevivir al presente, instalados en la idea de que su llegada y permanencia en el poder sería eterna, y que habían conseguido “desalojar” de él al Partido Popular al que decían que mandaban para siempre a la oposición. De hecho, nada más que eso fue lo que les movió para llegar a sus acuerdos de gobierno. Mientras, el futuro, las verdaderas necesidades e ilusiones de los valencianos y valencianas para “largo quedaron fiadas”.

En el ámbito municipal, lo único que ha hecho el alcalde Ribó, con el seguidismo de la Vicealcaldesa Sandra Gómez, del partido socialista, por un lado, es intentar enfrentar a la ciudadanía, por otro, gestionar de manera poco transparente y fiable las cuentas municipales.

Así, en relación con la primera cuestión, basta hacer referencia a la última cacicada excluyente del gobierno municipal de Valencia, al dedicar una calle a Francisco Largo Caballero, cuando de manera reiterada se niegan a distinguir a Rita Barberá como Alcaldesa Honoraria de la ciudad de Valencia. El frentismo de Ribó le lleva a intentar politizar y radicalizar la política valenciana, pensando que eso les dará réditos electorales. Pero desde el frentismo nunca se gobierna para todos, siempre quedan excluidos los que no se acogen al pensamiento único y excluyente de la izquierda y del nacionalismo.

Es inaceptable que “el lenin español”, como sus propios colegas de partido le llamaban, tenga dedicada una calle en nuestra ciudad. La falta de valores democráticos en su obra y acción política deberían bastar para que no se le hubiera concedido dicho honor. Su pensamiento bolchevique le llevó a afirmar en el verano de 1933: “hoy estoy convencido de que realizar la obra socialista dentro de una democracia burguesa es imposible, después de la República ya no puede venir más que nuestro régimen”.

El gobierno municipal no puede rendir honores a quien no creía en la democracia y sus valores inherentes.

Por otro lado, desde que Ribó ocupa la alcaldía de la ciudad, la Agencia Valenciana Antifraude ha puesto de manifiesto numerosos asuntos afectados por irregularidades o malas praxis desde un punto de vista de la gestión administrativa. Las sombras y las dudas, en este caso, también son muy largas. Así, la Agencia Antifraude ha indicado que son frecuentes los contratos fraccionados, la pésima gestión de contratas municipales, pagos en exceso de algunos servicios, o desembolsos por servicios que finalmente no se prestaron. Casos como los de la grúa municipal con 600.000 euros de sobrecoste, servicios de comedor en centros ocupacionales hinchados, o contratos culturales fraccionados eludiendo cualquier tipo de control, son ejemplo de esta gestión oscura.

Sin embargo, como decía Don Juan, “no hay plazo que no llegue”. La cuenta atrás de los gobiernos de izquierda en la Comunitat Valenciana, ya ha empezado. No nos podemos fiar de quienes han malgastado estos años al frente del gobierno de la ciudad y de nuestra Comunitat. Pensaban que el plazo vencería tarde, pero largas se les van a quedar las caras cuando los ciudadanos les retiren su confianza.