Federico Bisquert “España el mayor desequilibrio entre ingresos y gastos en la UE “

Federico Bisquert “España el mayor desequilibrio entre ingresos y gastos en la UE “

Esta semana en el Congreso de los Diputados la Ministra de Hacienda María Jesús Montero indicaba que “El hecho de que no tengamos una senda de estabilidad no significa que este Gobierno no esté comprometido con la consolidación fiscal, que es imprescindible para la sostenibilidad de las finanzas públicas”, apuntando que el Presupuesto General ya prevé “una pendiente descendiente en términos de déficit para este mismo año”.

Apuesta por una mejora basada en el rebote del PIB tras la brutal caída producida en 2020, puntualizando que el próximo ejercicio abordará una revisión integral del sistema tributario, vamos que el Ejecutivo español ignora las rebajas fiscales de los países vecinos y se decanta por una subida de impuestos en plena crisis del coronavirus Covid-19. Grecia e Italia han sido los dos últimos países en anunciar un estímulo fiscal para los próximos años, siguiendo la línea del plan tributario del país alemán y francés, con lo cual España se convierte en la única gran economía comunitaria que opta por subir impuestos de cara a la recuperación económica.

La crisis pandémica y la caída de la recaudación han descuadrado las cuentas públicas de toda la Unión Europea, ahora España es la que ha generado el mayor agujero tributario y fiscal, según corrobora la oficina estadística europea, Eurostat, apuntando que el Déficit Público español pasó del 2,9% del PIB en el ejercicio 2019 al 11% del PIB a finales del ejercicio 2020, el mayor desequilibrio entre ingresos y gastos de toda la UE.

Aunque la crisis Covid19 ha producido un infortunio generalizado, Eurostat advierte, que excepto  Dinamarca que acabó el año con un déficit público del 1,1%, el resto de los 26 socios comunitarios registran déficits por encima del 3% de sus PIB, umbral a partir del cual debe activarse el procedimiento de déficit excesivo y donde Bruselas impone automáticamente planes de ajuste, algo que de momento permanece en Stand By por la suspensión de las reglas fiscales en 2020 y 2021, y que a fecha de hoy, se negocia poder prorrogar incluso hasta 2022 incluido, donde se creará un punto de inflexión, que partir de ahí, es cuando la UE empezará a solicitar medidas concretas para corregir desequilibrios entre ingresos y gastos, a su vez el Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte especialmente al Ejecutivo español que si no actúa para evitarlo, España entrará durante los próximos cinco años en una situación de Déficit Público excesivo, o sea que de la prudencia, no es precisamente de lo que podamos presumir, si realmente nos comparamos con nuestros socios europeos observamos que el promedio de déficit en Europa pasó en 2020 del 0,6% al 7,2%, y la media de los 27 países comunitarios pasa del 0,5% al 6,9%. Eurostat, a su vez, establece que la Deuda Pública española alcanzó en el pasado ejercicio los 1,34 billones de euros, pasando de ser del 95,5% al 120% del PIB, incluida la factura de la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), vamos el llamado banco malo, cifra que duplica holgadamente el techo del 60% de Deuda Pública sobre PIB que entra en los parámetros de lo sostenible.

Aunque la realidad es que afrontar la importante minuta que ha supuesto sufragar el gasto generado por la crisis pandémica y la evidente caída de la recaudación, tanto por el freno al consumo como a la baja productividad consecuentemente nos ha llevado a descuadrar las cuentas públicas de toda la Unión Europea, aunque España es la campeona en conseguir el mayor agujero fiscal generado en la zona euro.

Siendo Alemania, el primer país en lanzar un paquete de estímulos fiscales, antes del verano pasado, a la que siguió Francia unos meses después, anunciando rebajas fiscales de hasta 20.000 millones de euros, este camino que escogieron alemanes y franceses de contención tributaria viene íntegramente avalado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y que pronto se une también Italia y por último Grecia y Portugal.

Esta misma semana, el primer ministro de italiano, Mario Draghi, ratifica el proyecto y presenta su plan para que Italia acceda a los 222.000 millones de euros de los Fondos Europeos, a su vez, Draghi anuncia una profunda reforma fiscal, para simplificar el sistema tributario del país y reducir la carga fiscal gradualmente, que estará perfeccionada para finales de julio, junto a una ley integral para acelerar y simplificar los procesos burocráticos, de hecho el Parlamento italiano ya trabaja en bajadas para el Impuesto sobre Sociedades, IVA y el IRPF y sin embargo España, va al revés, es la única gran potencia europea que pretende mantener su plan fiscal expansivo, con subidas en IRPF, Sociedades, Patrimonio e Impuestos Especiales, o sea pasando de la coherencia con nuestros socios europeos.

También Grecia anunció este mes una histórica rebaja fiscal, según el primer ministro, Kyriakos Mitsotakis “la prioridad del Gobierno griego es reducir los impuestos y así lo hemos demostrado antes, durante y después de la pandemia del coronavirus”. Los griegos apuestan por una bajada en el Impuesto sobre Sociedades, que pasará del 24% al 22%, así como una rebaja de tres puntos en las cotizaciones sociales, respecto al IRPF, el Gobierno griego prevé la eliminación de un recargo fiscal que encarecía el impuesto, tanto a trabajadores como a empresarios, así como una reducción del 55% de la retención aplicada en el IRPF. Y si nos vamos a Portugal, su primer ministro Antonio Costa, ya ha presentado su programa de estabilidad en Bruselas en el que anuncia bajar la presión fiscal hasta 2025 y descarta subidas en los principales impuestos hasta llegado el ejercicio 2023, en fin, que todas las grandes economías imitan la vía alemana.

Ya en el verano pasado los alemanes, rebajaron impuestos en más de 42.000 millones de euros, el 1,2% de su PIB, tras el nuevo plan de apoyo fiscal que implementó el Ejecutivo alemán para PyMes y familias.

Vamos que todos nuestros vecinos tienen una clara intención de rebajar presión fiscal y las intenciones del Gobierno de Sánchez es todo lo contrario, empezando por firmar un alza a las rentas altas en el Presupuesto y busca una subida generalizada de los impuestos, hasta el momento el Ejecutivo español ha implementado subidas en IRPF, en Sucesiones, en Transmisiones Patrimoniales, en IVA o en Pactos Sucesorios; los Presupuestos Generales del Estado de 2021 contemplan la subida del IRPF en 3 puntos para las rentas del capital a partir de 200.000 euros y en 2 puntos para las rentas del trabajo a partir de 300.000 euros; el Impuesto sobre Patrimonio subirá 1 punto para las fortunas de más de 10 millones de euros y los grandes grupos empresariales verán limitadas las exenciones de dividendos y plusvalías de sus filiales en el exterior y las Sociedades Cotizadas de Inversión Inmobiliaria (SOCIMIS) tendrán una tributación mínima del 15%. Además, en los planes de pensiones individuales, el importe desgravable de la base imponible del IRPF baja de 8.000 euros a 2.000 euros y se crean los planes de pensiones colectivos o de empresa, concebidos para los empleados.

También se ha aprobado los nuevos impuestos a los servicios digitales, conocidos como tasa Google, y a las transacciones financieras, conocidos como tasa Tobin, para aplicarlos a partir de enero. Y para colofón de fiesta tributaria, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, anunció recientemente la creación de un “grupo de expertos” para preparar la subida en el Impuesto de Sociedades y Patrimonio, aunque también es cierto que pasadas 24 horas después de tan terrorífico anuncio… rectificó después de que la OCDE desaconsejara la subida de impuestos y entonces Montero dijo  que “nunca trasladó ninguna situación decidida sobre llevar a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2022 un alza tributaria”.  Que desconcierto y preocupación ante la situación que se nos viene encima… Bufff.

Una subida de impuestos en medio de una recesión puede prolongar y hacer más profunda la crisis económica, puesto que se reduce la renta disponible de los hogares en un contexto de gran incertidumbre y descenso de la actividad.

Una caída de la renta disponible incrementa la dureza del golpe al consumo privado en medio de una crisis y por otro lado, también nos lleva a un crecimiento en la desigualdad económica, pues es más que evidente que la mayor progresividad en los impuestos incide plenamente en la distribución de la renta, ya que con un incremento de la progresividad se aumentan los impuestos que pagan las familias con ingresos altos y se reducen los impuestos sobre los de ingresos bajos, así que prevería una caída de la desigualdad, pues no, nada más lejos de la realidad, siempre encontramos que la desigualdad de ingresos crece después de aplicar una mayor progresividad en el sistema tributario.

Ante la bajada de impuestos el consumo agregado aumenta, lo que a su vez genera más ingresos para todos; de tal modo que esto nos lleva a un incremento del consumo total; la desigualdad puede aumentar si las personas con menores ingresos trabajan por salarios fijos, mientras que las personas que tienen unas rentas más altas son en si los dueños de la explotación, o sea de gran parte del capital, vamos son los poseedores de los negocios, de tal modo que sus rentas gozan de mayor movilidad que los propios salarios, es por ello, que cuando se bajan los impuestos a los trabajadores con rentas más bajas, aumenta el consumo en establecimientos y tiendas que son propiedad en gran parte de las personas que poseen unos niveles de  riqueza más altos.

A pesar de que las personas con mayor riqueza sufren una caída inicial en su renta disponible por el trauma fiscal, por otro lado, observan un aumento que compensa ese desconcierto al producirse un mayor gasto de las familias con rentas medias o bajas. O sea, los dueños de las empresas ven un incremento de su renta, lo que les hace consumir más, lo que a su vez aumenta los ingresos de otros agentes con patrimonios importantes que también son dueños de otras empresas, el resultado es un efecto multiplicador que termina beneficiando a las rentas altas en varias etapas, mientras que los hogares con ingresos bajos solo se ven beneficiados de forma directa una vez y es, solo, en el momento en el que se produce la bajada de sus impuestos.

El efecto es que la producción aumenta, pero el aumento de los ingresos se sitúa, en gran parte, en las rentas más altas. Vamos que implementar una bajada de impuestos tiene un efecto positivo sobre el crecimiento económico gracias a la propensión marginal al consumo de los hogares con rentas medias o bajas.

Por ejemplo a un ciudadano de renta elevada, que bajen los impuestos no le va afectar en el consumo, probablemente incrementará su ahorro con esa renta extra ya que antes de la bajada de impuestos sus necesidades estaban cubiertas, sin embargo un mileurista que tiene que hacer frente a sin fin de gastos fijos: luz, agua, alquiler, coche, etc… una bajada de impuestos estimula y fomenta el consumo para elevar su bienestar al tener esa renta disponible teniendo un impacto sensible en el crecimiento del PIB, cosa que no ocurriría con el ciudadano de renta elevada, ya que el ahorro tiene un impacto mínimo en el PIB… es lo que hay, si no lo quieren ver tenemos un grave problema, porque es un error monumental que se comete frecuentemente el pensar que el único objetivo de la fiscalidad es recaudar, y se equipara de un modo engañoso, falso e ideológico bajar impuestos con bajar recaudación… pues no señores y señoras no es así, bajando impuestos se estimula el consumo al haber más renta disponible y poco más hay que hablar.

Y si ahora nos centramos en las grandes empresas, pasa tres cuartos de lo mismo, si las machacas a impuestos se deslocalizaran de España y si verdaderamente hacemos un breve análisis un aumento de impuestos a las grandes empresas y a aquellas personas con altos ingresos, para financiar el mayor gasto que requiere la atención de la pandemia, directamente nos lleva a que huyan de España y sin embargo no se tiene en cuenta que una reducción de exenciones fiscales para grandes corporaciones, que además los fideicomisos de inversión inmobiliaria tendrán una tasa mínima del 15% sobre sus ganancias… estamos hablando del chocolate del loro, ya que se estima que los impuestos corporativos más altos afectarán solo al 0,12% de las empresas españolas y darán un rendimiento de 1.520 millones de euros y si nos vamos a la subida de 2 puntos porcentuales en el IRPF  a los que perciban más de 300.000 euros al año, solo afecta al 0,17% de los contribuyentes y si nos vamos al impuesto a las grandes fortunas subirá 1 punto porcentual para aquellos patrimonios de más de 10 millones de euros, o se lo mismo de lo mismo… y con todos  los cambios impositivos propuestos, el Ejecutivo apunta a elevar el gasto social desde 196.000 millones de euros planeados inicialmente, a 239.000 millones de euros y con todos estos recursos, el Gobierno Sánchez busca duplicar el gasto en infraestructura a 11.500 millones de euros y elevar los salarios y pensiones de los funcionarios públicos en un 0,9%, en línea con la inflación proyectada… una espejismo o una ilusión de difícil consecución.

Y es que de aquel PSOE socialdemócrata cuyo objetivo era crear las condiciones para que el capitalismo conduzca a mayores resultados democráticos, igualitarios y solidarios y que se asocia con un conjunto de políticas socioeconómicas que se desarrollaron con efectividad en el norte y el oeste de Europa, el sanchismo se lo ha cargado al contaminarse del populismo podemita, o sea de la insensatez y la irresponsabilidad posicionándose en el plano de que para el marxismo-leninismo el socialismo es considerado como la fase previa al comunismo, mientras que en la socialdemocracia con el término de socialismo se alude a la redistribución de la riqueza mediante la aplicación de un sistema fiscal progresivo, en fin esperemos que esto evolucione porque no le veo solución a corto plazo.

Federico Bisquert Lafuente
Economista