– A las catástrofes naturales debemos añadirle la incompetencia y la omisión de auxilio. Hemos sufrido un apagón y las explicaciones eran de Barrio Sésamo.
Hay muertos por ese apagón, muertos por una riada sin auxilio, y ya veremos si con el desastre de los trenes no tenemos que lamentar alguna pérdida más. Aquí lo de las víctimas mortales lo hemos normalizado, porque parece ser que solo importan las que afectan directamente, o como en el caso de los pancatalanistas, si pueden sacar rédito político. Durante la pandemia, solo en las residencias, fallecieron más de 30.000 personas (y no hay responsables). Durante la riada 227 (y no hay responsables) Y durante el apagón, dicen que, de un país con 44 millones de habitantes, solo 12 personas fallecieron…
Esto es lo que ocurre cuando te gobiernan incompetentes, que colocan a más incompetentes y te roban todos los meses para nada.
¿Qué será lo siguiente? Pues revisemos la agenda de la locura “verde” y tendremos una apuesta segura. Lo de cerrar las nucleares, a sabiendas de que son imprescindibles, es una idea pésima. Volveremos a sufrir varios cortes y apagones – con el consiguiente desastre económico y humano – y tendremos que montar, deprisa y corriendo, unas nuevas con tecnología extranjera “de oferta”. ¿Qué apostamos?
El agua, que ya están negando a la provincia de Alicante es otra más, porque a pesar de haber sido un año lluvioso, nos vendrán con que hay sequía.
Los trenes son un caos. Todos, los de cercanías y las líneas de larga distancia. Comprar un billete de tren es como comprar un décimo de lotería, no sabes si te va a tocar. Y crucemos los dedos en espera de la temporada alta del turismo, que nos dejará más de un “incidente” en los aeropuertos de toda España. No tengo pruebas, pero tampoco dudas.
Tenemos una Sanidad que está saturadísima, y que, en breve, colapsará.
Cualquier sala de espera en un ambulatorio parece una reunión de la ONU. La educación, se ha convertido en una red de guarderías/ comedor, donde se admiten “preferencias”. Los juzgados se han quedado obsoletos y sin personal. La Guardia Civil sin balas. Eso sí, las pistolas pueden utilizarlas como armas arrojadizas. Y como sugerencia, les aconsejaría que les ataran un cordón para poder recuperarlas, porque el gobierno no está por la labor de darles medios.
Las fronteras no existen, aquí entra todo quisque sin control.
Pero a usted no se le olvide registrar al gallo Claudio y a la llueca Clotilde, porque le calzan una multa que lo dejan temblando. Y si el gato enferma, lléveselo a Lourdes, que será más rápido y barato.
Si tiene dos o más propiedades, ¡ni se le ocurra alquilar!, porque no tiene ninguna garantía de que le paguen. Si se le meten dentro unos “vulnerables”, mejor olvídese de recuperar la propiedad, pero no se olvide de pagar, porque a usted sí lo tienen controlado. Si se salta un semáforo o un stop, es muy probable que le llegue la “receta” en forma de carta de la DGT, pero si llega en patera le darán un móvil una mantita roja y lo alojarán en un balneario.
Ser español es carísimo.
Es como pagar mil euros por un paquete de pipas. Ser español es ser un esclavo que paga impuestos para que cada vez le arrebaten más servicios y derechos. Falla el sistema eléctrico. Los trenes son un desastre. Si sufre una riada, vienen (días después) cuatro gatos y a regañadientes. Si hay una erupción volcánica y pierde su casa, lo meten en un contenedor, mientras que a los ilegales los meten en hoteles. Nos “zumban” entre pitos y flautas el 45% de lo que ganamos en impuestos, pero en el hospital hacemos cola con gente que no paga. Gente “vulnerable”.
Ser español, es ser de acero.
En solo siete años nos hemos convertido en un país del tercer mundo, pero pagando impuestos del primero. En solo siete años hemos perdido (definitivamente) el derecho a la propiedad privada. La compra nos cuesta casi un 40% más. Los servicios básicos dan auténtica vergüenza.
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Pero en la televisión nos cuentan que la gente es muy feliz, y que hace coreografías en medio de un secarral cuando el tren se para durante horas.
En esa misma televisión tenemos gente cobrando sueldos de seis cifras. Eso lo explica. Crear una realidad paralela, no es barato. Mientras, el Estado se hunde enterrado en la incompetencia.
España está en manos de incapaces, en el mejor de los casos. De la peor corrupción institucional, en el peor. Aquí no dimite nadie. Prácticamente puedes hacer (o no hacer) lo que quieras si eres un político, o estas “enchufado” por “el partido”.