– En el socialismo valenciano hay dos mujeres que mantienen una disputa por el control del partido, estas dos mujeres son Diana Morant y Pilar Bernabé.
Sin duda, la actual secretaria general tiene un liderazgo menguante y la Delegada del Gobierno cada vez está más en el núcleo del sanchismo. Sólo hay que ver cómo la primera apenas ocupa espacio en los medios de comunicación afines al Gobierno y la segunda, está de campaña promocional por platós televisivos y radios gubernamentales, incluso dando premios a periodistas del “equipo de opinión sincronizada sanchista” aprovechando el 8 de marzo.
La imagen de Diana siempre sale en claroscuro y dubitativa, en cambio, Pilar siempre la presentan con “espuma” blanqueadora y llena de color.
Sin duda, la apuesta de la Moncloa está clara y los socialistas valencianos siempre han sido muy obedientes a Ferraz, y la Delegada del Gobierno es de la más obediente al “relato sanchista”. Pero ambas postulantes están pasando por momentos inciertos que pueden complicar su futuro político en el siempre tortuoso escenario del socialismo valenciano, muy dado a matarse entre ellos mismos, sobre todo, a causa del llamado “fuego amigo”.
Así pues, Diana Morant ha bajado puntos en el firmamento sanchista después del oscuro episodio ocurrido en su ministerio cuando se supo que, en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, su amiga María Blasco gastaba dos millones de euros en viajes y en arte en vez de invertir en la investigación contra el cáncer.
Ya es famosa su frase de que es “necesario unir ciencia y arte”, la cual causó indignación en los enfermos de esta terrible enfermedad así como a la comunidad científica.
Pero lo que causó máxima preocupación al socialismo fue que al final, María Blasco y el gerente del centro tuvieran que ser cesados por el patronato del Centro Nacional ante el silencio de la propia ministra. Esta conducta pasiva puso de manifiesto la nula habilidad de Diana Morant para solucionar las crisis, y sobre todo, la nula capacidad de gestión de quien pretende ser candidata a la Generalitat Valenciana.
Otro episodio que ha puesto de manifiesto su escasa preparación para cumplir los mandatos del número uno, ha sido el sainete de las elecciones a secretario general de los socialistas de la provincia de Valencia.
A pesar de poner a todo el aparato socialista a favor de su candidato – el alcalde de Ribarroja- ganó su enemigo Bielsa, alcalde de Mislata, por 33 votos y en seguida, empezaron los típicos líos socialistas con los gritos, acusaciones con audios de un posible fraude, y una vez más ha tenido que ser Madrid quien exigiera a Morant que actuara ante el silencio e inactividad que caracteriza a la ministra, anunciándose un apaño que lo único que va a conseguir es que el conflicto perdure. Así, Bielsa gana y el aparato socialista pierde. Veremos lo que dura la paz pero lo que ha quedado evidenciado es que esta inestabilidad se le achaca a la menguante ministra.
Pero a su oponente Pilar Bernabé también se le acumulan los problemas que ponen de manifiesto su peor cara: la de la corrupción.
Estos días hemos conocido la historia de un contrato en el que está involucrado presuntamente el marido de la delegada y, por los audios conocidos, mucho tiene que responder de su relación con el que era portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Valencia. Además, también se ha sabido que el Gobierno de España adjudicó a dedo 4 contratos a la consultora del marido de Pilar Bernabé.
El Gobierno da presuntamente contratos al marido de la representante del gobierno en la Comunidad Valenciana, y hasta ahora, la locuaz Pilar Bernabé no ha dado explicaciones de los contratos dados, cuatro a dedo y otro con sospechas en la adjudicación.
Por otra parte, la imagen de Bernabé también se ha visto salpicada por su gestión como responsable nacional de igualdad en el PSOE, puesto que está callada con respecto a las denuncias de agresión sexual de sus socios Errejón y Monedero.
Además, está muy callada sobre los casos de prostitución que azotan al PSOE, con mujeres prostituidas elegidas por catálogo, fiestas en viviendas con estas mujeres y contratos en empresas públicas, que cobraban sin ir a trabajar, de mujeres de compañía de cargos socialistas.
De todo ello, la responsable de igualdad socialista no tiene nada que decir, prefiere cumplir el “relato” sanchista contra Carlos Mazón, y para eso ya concede premios a periodistas que nunca le van a preguntar sobre los casos de prostitución de los que ella calla.
Tanto Diana como Pilar están demostrando que no son partidarias de la “tolerancia cero” contra la corrupción, tanto económica como sexual, y tampoco que tienen capacidad para gestionar crisis, por eso cada vez está más extendida la idea que no son buenas candidatas a nada y seguramente el tiempo lo confirmará.


















