Es la frase con la que muchos zanjan un buen número de cuestiones, incluso en contra de lo que ven con sus propios ojos. Es como si la realidad tuviera dos partes, lo que se ve en la calle y lo que se ve en la pantalla. Y es así para mucha gente. Han conseguido distorsionar la realidad y para muchos ya no hay vuelta atrás.
Lejanos quedaron los días en que los noticieros estaban estructurados.
Primero había titulares, noticias internacionales y nacionales… Hoy, a la noticia de un gran desastre natural en España, le siguen las imágenes de Wolfi, el increíble perro patinador, o el peligro de extinción del somormujo de Parkinson. Tras este panfleto nos regalan con interminables tertulias, llenas de “tertulianos” y “expertos”, embarullándolo todo para que no comprendas nada.
Dicen en la tele que en Valencia ya podemos hacer vida normal. Para el señor de Zamora que ve las noticias eso parece verdad y no tiene porqué dudar.
Dicen en la tele que la Cruz Roja estaba el primer día, los que estábamos el primer día y todos los demás días, sabemos muy bien cuando vinieron y lo que hicieron y no hicieron. Una señora en Soria no puede comprobarlo y se cree lo que dicen en la tele y lo que sale en el periódico.
Y es así como se construye un “relato”. Cómo se difunden mentiras como verdades incuestionables y cómo se manipula a la gente. Dentro de una semana, la catástrofe de Valencia se diluirá entre escándalos políticos que acaban en nada, “alarmantes” noticias internacionales, avisos de nuevas catástrofes y geopolítica para legos.
Los que estamos en la zona del desastre sabemos muy bien que solo empezó a llegar ayuda pasados seis días.
En la tele dicen que estuvieron desde el minuto uno. Sabemos que eso no es verdad, pero en Vigo no tienen forma de comprobarlo. Los que, pasado un mes, respiramos el aire lleno de polvo y andamos por calles todavía con barro. Los que vemos cementerios de coches en cada descampado, vertederos a las afueras que parecen interminables. Los que vemos todo esto, sabemos cuál es la verdad.
La verdad es que no pensaban venir a ayudar. La verdad es que tuvieron que venir, porque toda España vio la lluvia de barro de bienvenida a las autoridades. La verdad es que han venido pocos. La verdad es que el consorcio paga a cuentagotas.
La verdad es que un gobierno autonómico no tiene ejército ni medios para lidiar con esto.
Que se necesitan no 8.000 militares, se necesitan muchos más. La verdad es que en Picanya los vecinos tuvieron que hacer un puente con puertas y trastos para poder cruzar el barranco. Que tres semanas después y supongo que, por vergüenza torera, se está construyendo un puente. Aunque no va tan rápido como si fuera para una misión de “paz” de la OTAN. Esos sabemos que los hacen en un periquete y tan robustos, como para que lo transiten tanques. Pero aquí no hay prisa.
Decía Margarita que el ejército no puede estar para todo y cumplir con sus funciones.
Me gustaría saber que “funciones” son esas. En qué países cumplen esas “funciones” y qué carajo me importa a mí. Me gustaría saber porque tengo yo que pagar un ejército que tiene esas “funciones” y no acude en masa tras la peor catástrofe de la historia reciente de Europa.
Que me expliquen Margarita y Marlaska en qué me benefician a mí esas “funciones” y, sobre todo, que me expliquen por qué tengo que pagar.
Es como pagarle la Internet a tu vecino y pedirle un día que te deje consultar algo y te dé con la puerta en las narices con malos modos.
Que nos expliquen por qué en una ciudad con puerto y aeropuerto operativos, no vinieron de inmediato. Que nos expliquen por qué el cuartel de Bétera no se puso en marcha. Que nos expliquen eso de las “competencias” del Estado y las autonomías. Que nos expliquen por qué es más importante eso que socorrer a sus compatriotas.
Es como si te encontraras un accidente en carretera y para pedir ayuda tuvieras que estar seis horas deliberando a quién corresponde mientras los heridos fallecen.
Pero nunca habrá una explicación ni se depurarán responsabilidades porque el “relato” habrá suplantado a la verdad en solo unos días.
De eso se encarga la televisión. Dicen que ya se puede hacer vida normal en los municipios afectados por la riada/tsunami. Pero los que vivimos en esos municipios y los que han perdido sus trabajos en esos polígonos industriales, sabemos que pasarán meses o quizá años para que podamos hacer “vida normal”.