– Esta ópera de Verdi pertenece al repertorio más taquillero, por motivos propios.
El público así lo refrendó, pues en la sala principal del Palau de Les Arts no cabía un alma más. Fue un día grande, verdaderamente memorable. En esta producción han participado tres países: Holanda o Países Bajos (Dutch National Opera & Ballet de Amsterdam), Francia (Opéra National de Paris) e Italian (Teatro dell’Opera di Roma).
La escenografía se adscribe al minimalismo futurista. Unos paralelepípedos que son desplazados verticalmente, permitiendo simular desde el Palacio de la Aljafería de Zaragoza hasta el campamento de gitanos, lleno de cruces, como si se tratase de un camposanto. Esta puesta en escena ambienta la acción en la Primera Guerra Mundial. La mayoría de los vestuarios están en sintonía con ese periodo bélico, incluyendo el casco Adrián de los soldados franceses. Empero, hay tres personajes cuyos vestuarios nos retrotraen a tiempos pretéritos, en el tránsito de la Edad Media a la Edad Moderna, en donde transcurre verdaderamente la acción. Esos personajes son el propio trovador, Manrico, Leonora e Inés. Gran papel de la iluminación. El germano Urs Schönebaum combinó diversos tipos de focos para recrear distintos ambientes. El muniqués brilló sobremanera en los múltiples focos con haces de luces blancas tamizadas para alumbrar el campo de batalla, y la luz amarilla con filtros para el recinto conventual.
Brillante interpretación canora, tanto de los cantantes como del coro.
Espectacular el tenor italiano Antonio Poli en el papel masculino estelar. Su versión del trovador es modélica. Aunque no puede decirse que el de Viterbo sea un tenor spinto puro, es muy limpio en la emisión sonora, en la ejecución del paso de la voz, y no tiene ningún problema para dar el Do de pecho, verdaderamente lindo. Como se esperaba, en la última escena del Acto III fue su momento de gloria, el más aplaudido por el público. La soprano rusa Olga Maslova bordó su papel de Leonora, con mucho sentimiento, asistida por esa voz que posee todoterreno, -en rigor, un auténtico comodín-, a medio camino entre la soprano lírica y la spinto.
Espectacular la mezzosoprano bielorrusa Ekaterina Semenchuk encarnando a la gitana Azucena.
Con esas gamas graves tan buenas supo destilar como nadie el deseo de venganza. Los numerosos aplausos que recibió fueron merecidos. En el reparto original, el papel del Conde de Luna estaba confiado al barítono polaco Artur Rucinski; pero el varsoviano estaba enfermo, siendo sustituido por el estadounidense Lucas Meachem. Aunque le falta un poquito de fiato a este cantante nacido en Carolina del Norte, sin embargo, desempeñó un dignísimo cometido. Es un gran actor, muy metido en el papel de un hombre cegado por la ira y la sed de venganza, cantando los números de conjunto de manera verdaderamente admirable, así como su gran momento, el aria <Il balen del suo sorriso>. ¿Qué mas se le puede pedir a un cantante que tuvo que suplir precipitadamente al titular?. Muy bueno el bajo italiano Adolfo Corrado en el papel del Capitán Ferrando. Al tratarse de un bajo-barítono en verdad, el pullés flaqueó un poquito en las gamas plutónicas.
Espectacular la orquesta y el coro, sobre todo el coro masculino.
Maurizio Benini es un gran director de orquesta. La batuta transalpina supo explotar como nadie la solita forma, esa composición por escenas, con una progresiva gradación dramática estructurada en cuatro secciones (o cinco, si se trata de una escena final de un acto), con la que Verdi y, en general, los compositores italianos decimonónicos desde Rossini y Bellini organizaban el discurso musical teatral.
FICHA TÉCNICA
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Lugar y fecha: Palau de Les Arts, Sala Principal, sábado, 14 de diciembre, 19 horas.
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Programa: Il Trovatore, ópera en 4 actos de Giuseppe Verdi y libreto de Salvatore Cammarano.
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Reparto: Antonio Poli, tenor (Manrico); Lucas Meachem, barítono (Il Conte di Luna); Olga Maslova, soprano (Leonora); Holly Brown, soprano (Inés); Ekaterina Semenchuk, mezzosoprano (Azucena); Adolfo Corrado, bajo (El Capitán Ferrando); Filipp Modestov, tenor (Ruiz); Lluís Martínez, bajo (Un viejo gitano); Antonio Lozano, tenor (Un mensajero).
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Dirección de escena: Álex Ollé.
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Escenografía: Alfons Flores.
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Vestuarios: Lluc Castells.
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Iluminación: Urs Schönebaum.
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Orquesta: Orquestra de la Comunitat Valenciana.
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Coro: Cor de la Generalitat Valenciana.
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Dirección musical: Maurizio Benini.
FRANCISCO CARLOS B