El Institut Valencià de Cultura, dependiente de la Conselleria de Educación, Cultura, Universidades y Empleo, presenta el espectáculo de Wajdi Mouawad ‘Todos pájaros’, una producción de Ysarca y Pilar Izaguirre dirigida por Mario Gas.
El espectáculo, que se podrá ver los días 1 y 2 de febrero en el Teatro Principal de València, está protagonizado por Vicky Peña, Pere Ponce, Manuel de Blas, Anabel Moreno, Candela Serrat, Aleix Peña-Miralles, Juan Calot, Lucía Barrado, Nuria García y Pietro Olivera. Y en la pantalla por Pablo Derqui y Alberto Iglesias.
Esta obra, del autor libanés Wajdi Mouawad, plasma la complicada realidad de dos pueblos ancestrales (el judío y el árabe) que históricamente han sufrido las mayores desgracias que el ser humano puede llegar a generar. En ella se resaltan los valores humanos que tantas veces se olvidan y que podrían evitar innumerables desdichas: el respeto a la identidad del otro, la fuerza del amor ciego y sin límites o la comprensión ante quién es diferente.
Una obra que representa la herencia cultural, el amor, el odio y la identidad
La obra muestra la contraposición de sentimientos entre la herencia cultural recibida, el amor paterno filial, el odio generado por un entorno hostil y la aceptación de la identidad de uno mismo.
Posiblemente sea Wajdi Mouawad uno de los dramaturgos más profundos, poliédricos y comprometidos de los tiempos actuales. Sus obras, aterradoramente bellas, son un trallazo emocional, un latigazo a la sensibilidad, una llamada a adentrarse en los conflictos individuales y colectivos del ser humano y de las sociedades establecidas. Su aguda percepción de las batallas interiores y de las heridas sangrantes de las colectividades en sus enfrentamientos históricos, le convierten en un diseccionador de las carencias convulsas, que abocan al enfrentamiento, a la destrucción del otro y a la paradoja de la aceptación aniquiladora de lo recibido.
Para su director, Mario Gas, “dirigir la puesta en escena de un texto de Mouawad siempre es un reto: precisar con claridad los objetivos y llevarlos a buen puerto sacudiendo y desechando lo superfluo y coyuntural”.
Mouawad, «elegíaco, lúcido y conmovedor convierte en gran teatro toda la maquinaria de destrucción que la colectividad ha creado, y nos emociona a la par que nos invita a la reflexión: no hay diferencia entre iguales; no somos pájaros o peces, somos “uno” con vocación de ser “el otro”.