Nosotros los españoles

Nosotros los españoles

Lo kafkiano del separatismo y en especial del catalán es que todos nosotros siempre hemos sido españoles y los mediterráneos los primeros.

Parece demencial y lo es pero, cómo vamos a ver, es absolutamente cierto.

España es, como todos sabemos, un nombre derivado de la denominación romana de la Península, Hispania, pero…

¿Qué motivó ser llamados Hispania?

¿Porqué no Iberia si somos íberos?

¿O acaso no lo somos?

«שפן«, ZPN o SPN, el nombre original de España, el primer nombre por el que fuimos conocidos en la historia

Antes de la historia escrita parece ser qué se nos conocía cómo Tartesos y llegamos a ser citados en los relatos transcritos al Antiguo Testamento cómo la mítica Tharsis que suministraba metales y delicada orfebrería a los primeros faraones egipcios y, según los últimos y asombrosos indicios arqueológicos, incluso la aún más mítica Atlántida, también famosa por sus guerreros y sus metales, estuvo radicada en nuestras costas, en lo que a día de hoy son las marismas de Doñana.

A título de inciso, una reflexión:

¿Qué otro país del mundo no lanzaría una gran investigación arqueológica para averiguar si realmente la mítica Atlántida esta en su territorio y los atlantes son sus ancestros?

¿Porque no se le da al CSIC, Centro Superior de Investigaciones Científicas, un presupuesto adecuado para que se investiguen y excaven esos indicios descubiertos durante sus estudios?

No sólo por la revolución que a nivel histórico significaría traer a la historia lo que a día de hoy y desde hace miles de años tan sólo ha sido un mito si no y también por todos los beneficios a cualquier nivel empezando por el turístico y  acabando por el orgullo nacional que eso representaría.

La simple posibilidad de ser los herederos de la Atlántida sería un motivo de orgullo que cualquier país se apresuraría a reclamar y defender, cualquier país menos al parecer España.

¿Qué sucede con nosotros?

¿Porqué ese interés en qué no existan motivos de orgullo y unidad para nosotros?

Porque no es sólo que algo mítico no se explote si no que lo que ya está más que certificado y comprobado por la historia se procura olvidar, se difumina, se desacredita e incluso se tergiversa y manipula.

¿Quien o quienes ganan cuando España pierde?

¿A quien o quienes beneficia nuestra desunión, la perdida de nuestra conciencia nacional y nuestro orgullo de ser la mayor nación del mundo?

Si, no me equivoco ni me he venido arriba, LA MAYOR, le pese a quien le pese y le digan lo que le digan tal y cómo vamos a ver.

No permita que le engañen.

Unos miles de años después de la Atlántida y Tartesos aunque aún otros tantos miles de años antes de Cristo sabemos que ya arribaban a las costas mediterráneas unos intrépidos navegantes, los Fenicios.

Provenían de las costas orientales del Mediterráneo, de lo que hoy en día es Israel, se puede decir que se trataba de los ancestros de los caananitas bíblicos y de los judíos y también son conocidos como cartagineses y púnicos.

Fueron ellos los que primero dejaron por escrito un nombre para nosotros que, con nuestra grafía actual, sería SPN, un nombre qué, aunque ha sufrido alguna evolución a lo largo del tiempo, es el nombre de nación más antiguo del mundo, lo que ya de por si es para estar orgullosos de poder lucirlo.

A ellos, a los fenicios, entre muchas otras cosas, les debemos términos náuticos como babor y estribor, estribor es la banda derecha de una embarcación, la borda de la estrella literalmente, y la nombraban así porque al salir a navegar y explorar el Mediterráneo vigilaban en la noche tener la estrella Polar, que marca el norte, en esa borda y así se aseguraban de estar alejándose de su tierra.

Para volver la ponían en la borda de babor, palabra cuya raíz posiblemente significaba o implicaba puerto, o casa, u hogar y así tenían la certeza de arribar a sus costas.

Pero continuemos que me disperso…

Al escribir no utilizaban las vocales porque, aunque pueda parecer incomprensible para nosotros que vivimos inmersos en la sociedad de la información y la comunicación, en aquella época y en muchas partes la finalidad del lenguaje escrito no era divulgar y comunicar si no tan sólo informar o servir de recordatorio a aquellos conocedores del tema de lo escrito o, a lo sumo, de desvelar secretos a los iniciados a los que se les revelaba.

Por ello no sabemos con total certeza las vocales que acompañaban a esas consonantes, pero si que los romanos que es probable que llegaran a oírlas, las completaban cómo ISPAN.

El –ya final que los romanos escribirían con su “i” latina formando ISPANIA y finalmente HISPANIA significaba “tierra de los” pero, entonces…

¿Que significaba ISPAN?

ISPAN significaba herreros, personas que trabajan con o producen el metal, y eso se certifica tanto porque sabemos que los fenicios venían a nuestras costas para conseguir metales dada nuestra avanzada metalurgia, lo que es tremendamente consistente con las referencias a Tartesos y Atlantes, cómo por el hecho de que los romanos, tras vencer y conquistar a todos los pueblos de la península itálica, sobrevivir a varias guerras civiles, vencer y conquistar a los galos cisalpinos, alpinos y transalpinos y los galos del sur de la actual Francia, cuando entran en nuestra península, ven horrorizados cómo nuestras espadas, las falcatas, parten sus escudos que hasta entonces contra todos esos pueblos e incluso contra si mismos habían cumplido su función y se ven obligados a reforzar su perímetro con cantoneras de hierro que recubran sus bordes.

Tan superiores eran nuestras armas y guerreros qué, pese a nuestra desunión, les costó DOS SIGLOS, doscientos años, conquistar la península hispánica.

¿Y, entonces, que hay de los íberos?

La realidad es qué la denominación de íberos parece provenir de cómo llamaban los griegos a una tribu próxima a un río de la actual provincia de Huelva.

Es más, en textos griegos aparecen referencias a “íberos” incluso a orillas del Danubio y en nuestras propias tierras tenemos un río, el Ebro, Iber para los romanos, cuyo nombre que tomaron del que le daban los griegos es posible que sólo signifique río o, quizás, algún tipo de rio o de desembocadura.

Aquí, por lo tanto, de haber “íberos” serían los pobladores de algunas tribus ribereñas, lo que había y sigue habiendo aquí es HISPANOS, españoles, y los primeros de ellos los pobladores de las costas mediterráneas, bien porque les dijimos a los fenicios que nos llamábamos así, bien porque ellos nos denominaron así.

La unidad de Hispania

Hasta donde sabemos, cómo de Atlantes y Tartesios no tenemos historia escrita, tan sólo unas pocas estelas de los segundos, y tampoco hay registros previos que hablen de ello hasta la conquista romana ya qué los cartagineses, también llamados púnicos o fenicios, no alcanzaron ni a conquistar ni a poblar ni a unificar toda la península, la primera vez que fuimos todos uno quizás fue bajo la dominación romana, cuando esto era Hispania, primero dividida por necesidades administrativas durante la conquista en dos provincias, la Hispania Citerior (próxima) y la Hispania Ulterior (alejada), que luego, conforme avanzaron en su conquista, se ampliarían y cambiarían sus nombres pasando a ser tres, la Tarraconensis citerior, la Bætica ulterior y la Lusitania ulterior que posteriormente fragmentaron para crear dos más, la Carthaginensis citerior y la Gallæcia ulterior.

Con posterioridad, tras la reforma de Diocleciano, se vieron incrementadas con la Balearica y la Mauritania Tingitana dando el total de Hispania:

Esa unión se mantuvo íntegra hasta que el Imperio Romano fue barrido por las invasiones barbaras y, en el ínterin, Hispania dio al Imperio ademas de afamados guerreros, poetas, escritores, juristas y filósofos a tres, quizás cuatro Emperadores y, con el advenimiento de la Iglesia Católica, a varios Papas.

En el siglo IV un retórico galo llamado Pacato dedica parte de su obra a describir esta península, Hispania, su geografía, clima, habitantes, soldados, etc., y todo ello con grandes alabanzas y admiración.

Pacato, siendo galo y cabe suponer que imparcial, escribe:

“Esta Hispania produce los durísimos soldados, ésta los expertísimos capitanes, ésta los fecundísimos oradores, ésta los clarísimos vates, ésta es madre de jueces y príncipes, ésta dio para el Imperio a Trajano, a Adriano, a Teodosio”

Así qué, conquistados y romanizados, los hispanos en cuanto estuvimos unidos y organizados, adquirimos protagonismo y significación en el Imperio Romano hasta el punto de que los mismos romanos reconocían qué, de haber estado unidos, no habrían podido conquistarnos.

De hecho, antes, entre los siglos I y II el historiador Lucio Anneo Floro, amigo del hispano emperador Adriano, escribía:

“La nación hispana o la Hispania Universa no supo unirse contra Roma. Defendida por los Pirineos y el mar habría sido inaccesible. Su pueblo fue siempre valioso pero mal jerarquizado.”

Aún si se objeta que sólo pretendía agradar a su amigo hispano lo cierto es que eso nos revela el orgullo de Adriano por ser hispano pero la realidad es qué, como hemos visto ya en la opinión del imparcial Pacato tres siglos posterior, Hispania y los hispanos unidos resultaban notables.

Lo curioso del caso es lo familiar y actual que resulta el análisis de Lucio Anneo Floro:

“Su pueblo fue siempre valioso pero mal jerarquizado.”

Al parecer, y por vergonzoso que sea, no hemos sido capaces de cambiar nada en estos últimos veinte siglos y en mi humilde opinión ya va siendo hora de hacer todas las reflexiones necesarias, tomar las decisiones debidas y emprender las acciones y actuaciones requeridas para empezar a poner remedio a eso y qué JAMÁS nadie pueda volver a decir de nosotros que lo que nos pierde es tener malos gobernantes.

Quizás antes podíamos escudarnos en que nos venían impuestos pero hoy en democracia ya no:

Los responsables de estar “mal jerarquizados” somos todos y cada uno de nosotros al elegirlos y votarlos.

El final que inició el principio

Tras las invasiones bárbaras el Imperio Romano, desorganizado y superado, pacta con los visigodos, radicados en esa época en el sur de la actual Francia, que entren en España, erradiquen a Suevos, Vándalos y Alanos y luego se ocupen de Hispania.

Estos lo hacen, acabando con Vándalos y Alanos y dejando a los Suevos, que se habían asentado y pacificado, en el noroeste peninsular.

Reunifican una Hispania asolada por los invasores, en especial por los Vándalos que destruían sin razón ni provecho y asesinaban a todos los varones mayores de unos cinco años, lo que llevó a la perdida de los conocimientos acumulados y la tecnología desarrollada durante la romanización y esto nos condujo a la desastrosa colonización islámica posterior.

Pero los visigodos eran un pueblo germánico, con una cultura guerrera no versada en la agricultura, y cometieron dos terribles errores:

  • Pretender gobernar manteniendo a los hispanos segregados de su estructura militar, llegando incluso a traer a mercenarios musulmanes norteafricanos para sus luchas internas y sucesorias en lugar de formar a hispanos.
  • Aceptar una población islámica cada vez mayor, al descubrir que los norteafricanos, que no habían sufrido las invasiones barbaras y por lo tanto no habían perdido ni los conocimientos ni la tecnología románica, eran capaces de reactivar los sistemas de regadío romanos y conseguir mejor producción de las tierras.

Esto llevó a qué en un momento dado se alcanzase una “masa islámica crítica” que sólo necesito un pequeño aporte militar para, no ya conquistar si no simplemente ocupar el poder en Hispania.

Los estudios más recientes estiman que en la famosa batalla de Guadalete no se enfrentaron dos grandes ejércitos con cientos de miles de soldados en cada bando si no apenas unos cinco mil entre ambos bandos.

Y esa derrota bastó para que los visigodos, sin el apoyo de la población hispana y sin poder recurrir a fuerzas mercenarias islámicas, se viesen barridos hasta la cornisa cantábrica.

Quizás pienses que mi “versión” es debida a que siento “odio” por lo musulmán pero no es el caso, ni siento odio, ni soy racista ni nada similar.

Simplemente soy objetivo e intento no dejarme manipular.

La “conquista” islámica es un ejemplo claro de manipulación pues aún aceptando las exageradas cifras de las fuentes islámicas, a poco que nos paremos a pensar veremos lo inconcebible que es el qué en la península no hubiera más de unos cien mil hombres dispuestos a luchar y defender lo suyo a menos que alguien se hubiera ocupado previamente bien de que fueran incapaces de hacerlo, bien de que no tuvieran el mínimo interés en hacerlo.

En cuanto a lo superfluo y nocivo de esa ocupación islámica cualquiera puede valorarla de forma objetiva con sólo limitarse a comparar el periodo de invasión romana de 700 años con 200 años de conquista y el periodo islámico de 700 años también y tan sólo con unos decenios de “conquista”.

Por ejemplo basta fijarse en el lenguaje.

En la península, con la excepción del vasco, todas las lenguas, dialectos y hablas que usamos son un latín deformado por las lenguas de los primeros pobladores de la península y, curiosamente, TODAS incluyen tan sólo unas pocas palabras de raíz árabe Y NI UN SÓLO VERBO.

En la misma cantidad de tiempo, 700 años, Roma creó toda una cultura, idioma incluido, implantó una religión y unificó todas las tribus peninsulares mientras que el islam tan sólo nos dejó territorios desunidos, unas cuantas palabras y algunas edificaciones qué, por muy notables que resulten, mayoritariamente no estaban destinadas al pueblo.

También se oculta y minusvalora todo el daño y destrucción que causaron, en especial pero no tan sólo en el patrimonio religioso lo que, a su vez, desmiente la tan manida ‘tolerancia” religiosa que se les atribuye.

Un ejemplo claro es que si yo ahora les hablo de la Basílica de San Vicente Mártir de Córdoba, salvo aisladas excepciones y algún cordobés, ninguno de ustedes sepa de que templo les hablo mientras que si me refiero a la Mezquita Catedral de Córdoba si.

Tampoco es que saberlo le vaya a servir de mucho ya que no va a poder ir a verla, porque salvo algún resto excavado nada queda.

En su integrismo religioso no sólo incumplieron todo lo pactado a pesar de que se pagasen sin falta las abusivas cantidades exigidas de forma regular cada luna nueva, la yahiza y la jarach, los impuestos por persona por no ser musulmán y por la tierra y posesiones para los no musulmanes que eran como mínimo del 20% llegando incluso al 80%, para permitir el culto en la misma, gran “ejemplo de tolerancia” también, si no que la usurparon para constituir en ella algo tan contrario al respeto debido a cualquier templo de cualquier religión, ellos que tan intransigentes se muestran con cosas tan nimias como acceder calzados a una de sus mezquitas, por no hablar de las limitaciones que ponen a las mujeres en su indumentaria, comportamiento, espacios a los que pueden o no acceder y muchas otras cosas, la usurparon decía para procesos civiles y ejecuciones a raíz de sus propias luchas internas para, finalmente, apropiársela, destruir toda su iconografia y objetos de culto, derribar el edificio destruyendo mosaicos y capiteles para luego reutilizar los materiales en la construcción de “su” mezquita.

“Tolerancia” ejemplar de ese periodo islámico incomprensiblemente etiquetado y alabado cómo “cuna” de la definida por la izquierda cómo “Alianza de Civilizaciones” qué, es evidente, empezando por el islam, jamás existió.

De hecho en nuestro lenguaje y en nuestra cultura hay más influencias griegas que musulmanas solo que estamos tan habituados a ellas que ni las percibimos ya.

Incluso el regadío que se les atribuye es de origen romano como lo demuestra el que sus canalizaciones estén realizadas con medidas romanas y lo certifica la sabiduría popular, al menos en la huerta valenciana donde un refrán que ignoro si en castellano existe, lo explica todo:

“Qui te mor te or”, quien tiene moro tiene oro.

Y esto era así porque al reactivar los sistemas de regadío románicos, cuyo uso y tecnología ellos no habían perdido al no ser invadidos por los bárbaros, multiplicaban la producción.

Así pues, incomprensiblemente se ha mitificado la presencia islámica en Hispania y su “aportación”, llegando incluso al más absurdo de los ridículos cómo afirmar en un conocido programa de cocina que los musulmanes nos aportaron la cerámica para cocinar “olvidando” convenientemente sin ir más lejos las preciosas y delicadas sigilatas romanas por no hablar de la cerámica campaniforme datada algunos, bastantes, siglos antes no ya del islam si no incluso de la división que les desgajo del pueblo judío, tanto cómo la aceptación de la misma cultura por los hispanos militarmente “desactivados” por los bárbaros y mantenidos así por los visigodos, que sencillamente no pudieron hacer nada al respecto.

Doscientos años después, con los visigodos asimilados por los hispanos del norte y el resto de ellos deseando librarse de los invasores islámicos se produce la Reconquista.

Lo que llama la atención es qué si bien por aquel entonces vinieron cómo mano de obra “especializada”, hoy vienen cómo mano de obra “barata” porque su religión, cómo todos los integrismos, es limitante y no les ha permitido alcanzar nuestro nivel de desarrollo.

Y eso que, otra cosa que al parecer no le llama la atención a ninguno de sus apologetas de izquierda, las invasiones bárbaras en todo el continente euroasiático y la perdida de organización y conocimientos que implicaron es lo que nos sumió primero en la Edad Oscura y luego en la Edad Media mientras qué ellos, al quedar libres de las mismas, la conservaron íntegra y, pese a ello, desperdiciaron esa increíble ventaja histórica para, a día de hoy, verse cómo se ven y buscar acceder por cualquier medio a Europa.

Así qué usted haga lo que quiera, déjese convencer por cosas anecdóticas e ignore el “trazo grueso” que evidencia con total claridad las “virtudes” de esa tan jaleada civilización.

El Imperio Español

Los visigodos aportaron algo, primero a esa Reconquista y luego al Imperio, algo que suele omitirse y ocultarse porque a las monarquías españolas posteriores, de origen no hispano y corte absolutista, no les convenía que estuviera presente en la mentalidad hispana:

Los visigodos se regían por el derecho germánico, las suyas eran en origen MONARQUÍAS ELECTIVAS y su principal órgano de gobierno era la ASAMBLEA DE HOMBRES LIBRES, algo asimilable a un parlamento.

A raíz de eso, las Casas Reales Hispánicas cómo la Trastamara de Isabel la Católica y la de Aragón de Fernando el Católico, al contrario que las casas reales no hispánicas de corte absolutista, tenían en cierto modo asimilada la aceptación de que el Rey podía ser limitado y en cierto modo controlado por unas Cortes y obligado por unas Leyes o Fueros.

Esto permitió que la Reconquista avanzase y triunfase puesto que los Reyes aceptaban limitaciones a su poder sobre los territorios reconquistados y les concedían Leyes y Fueros particulares que satisfacían sus demandas dándoles no sólo la realidad si no también la sensación de haber ganado con el cambio de Señores qué, además, cultural y religiosamente les resultaban mucho más cercanos.

Y es en esas circunstancias y con esa mentalidad cuando se entra en la Era de los Descubrimientos y los Reyes Católicos con el tratamiento qué dan a esos pueblos recién descubiertos y, sobre todo, con las INNOVADORAS Leyes que propugnan, fuerzan el final de la Edad Media.

Hay toda una mítica de Conquista desarrollada y fomentada tanto por los enemigos de España cómo por la monarquía de los Habsburgo que accede a la Corona Española por matrimonio al haber fallecido a los 19 años el Príncipe Juan, hijo de los Reyes Católicos.

Y si bien todos somos conscientes de esa Conquista, pocos por no decir nadie, es consciente de la liberación que supuso para la inmensa mayoría de indígenas sometidos por un número relativamente pequeño de tribus, tribus mucho menos numerosas aunque sean más conocidas por los enfrentamientos con sus “civilizaciones” qué las que tenían sometidas y esclavizadas, a las que asesinaban, sacrificaban y hasta devoraban.

Así pues, España Conquista pero sobre todo LIBERA, UNE, CIVILIZA Y EDUCA.

Leyes del siglo XXI

El primer acto legislativo qué, tras el descubrimiento de América, comienza a marcar la diferencia que saca al mundo de la Edad Media forzando a todos los países a dejarla atrás lo vemos reflejado en un exabrupto de la Reina Isabel cuando, habiendo prohibido a Cristóbal Colón tomar como esclavos a los indios y venderlos, enterada de qué Colón ha remitido 300 de ellos a la península para venderlos estalla:

“¿Qué poder mío tiene el Almirante para vender mis vasallos?”

Con esa declaración Isabel confirma el más revolucionario, generoso e increíble acto que jamás monarca ni dirigente alguno haya protagonizado en ninguna época ni lugar de la historia de la humanidad:

Sin estar obligada a ello ni tener la menor necesidad de hacerlo, hizo españoles de pleno derecho a TODOS los indígenas de las tierras descubiertas o por descubrir qué, por decisión, disposición y delegación del Papa Alejandro VI estaban a su cargo.

Así qué hizo españoles a todos los indígenas de esas tierras, descubiertos o no, contactados o no, conquistados o no, A TODOS, dotándolos cómo vasallos suyos de todos los derechos y obligaciones de cualquier otro español, y eso, se quiera ocultar o negar, la realidad es qué transformó un proceso de Conquista y colonización propio del medievo en un proceso de unificación que forzó al mundo a abandonar la Edad Media.

Y eso jamás debió malograrse y menos aún por los intereses espúreos de muchos poderosos qué, traidores a España y apoyados por nuestros enemigos, cómo hoy, trabajaron por romperla mientras que entonces, al igual que ahora, buena parte del pueblo era manipulado con mentiras y al resto se le pasaba por encima incluso haciendo uso de la más cruenta violencia desoyendo su voluntad de seguir siendo España.

Pero dejar de serlo permitía a esos poderosos eliminar la Monarquía que les limitaba y obligaba a pagar un 20% de los beneficios que obtenían de las tierras, minas, plantaciones y otras explotaciones que la Corona les había encomendado, y apropiárselas, ROBAR LO QUE JAMÁS FUE SUYO y dejar de estar obligados a cumplir Leyes y normas cómo las de Burgos qué incluían cosas así:

  • Qué no se trabajase más de ocho horas por día y cinco días por semana.
  • Qué no se hiciera trabajar a los niños menores de 14 años salvo en trabajos ligeros, cómo retirar hierbas y que en cualquier caso ese trabajo jamás interfiriese con su educación ni con el aprendizaje de cualquier oficio que quisieran aprender.
  • Qué a partir del cuarto mes de embarazo las mujeres sólo realizasen trabajos domésticos y que esto siguiese siendo así hasta que el menor de sus hijos, de todos los que decidiese tener, cumpliese los 3 años.
  • Qué los trabajadores pesados dispusieran de 40 días de descanso por cada cinco meses trabajados, un total de 96 días de vacaciones por año trabajado.
  • Qué si alguien obligaba a un indígena a cargar a cuestas un bulto qué él no quisiera cargar fuese multado con dos pesos de oro (4,5 g c/u, 9 g de oro en total).
  • Qué la multa para quien azotase, pegase o insultase a un indígena era de cinco pesos (22,5 g en total) por golpe o azote y un peso (4,5 g) por cada insulto.
  • Etc, etc, etc.

Vale la pena buscarlas y leerlas, es más, deberíamos hacerlo todos para valorar en su justa medida los avances sociales y laborales qué promulgaron sin necesidad de ninguna izquierda qué, cómo es evidente, por aquel entonces, hace ya cinco siglos, quinientos años, no sólo no existía si no que no estaba ni siquiera en la mente de nadie.

Ninguna monarquía absolutista, ningún noble, ningún rico burgués del medievo podía consentir que algo así se implantase en España y de ahí se extendiera por el mundo.

Ni las propias monarquías extranjeras que habían alcanzado la Corona española estaban demasiado felices con ello.

Y en general los nobles y poderosos muchísimo menos, en especial los peores de ellos porque todo eso les limitaba y no les permitía explotar al pueblo cómo les era habitual.

Hoy, aunque no lo veamos al igual que sus coetáneos tampoco lo pudieron o supieron ver, hay intereses económicos y políticos en juego qué miran por su propio beneficio sin inquietarles el daño y la ruina que puedan causar a sus pueblos:

Su propio beneficio político o económico es lo único que ocupa su interés y por ello están dispuestos a mentir, engañar, tergiversar y arrastrar a sus pueblos a la ruina.

En cualquier caso, basta con mirar atrás para ver que los españoles, tanto la nación cómo el pueblo, jamás fuimos más ricos qué cuando más unidos estuvimos y qué NUNCA, JAMÁS, ninguno de los pueblos que se separó de España volvió a alcanzar un nivel de riqueza similar al que disfrutaba siendo parte de España.

  • La unión hace la fuerza.
  • El separatismo trae la ruina.
  • Nadie debería dejarse engañar ni manipular porque la realidad es muy simple:
  • Lo que funciona a escala local también lo hace a escala nacional e incluso mundial:
  • A más somos y más unidos estamos mejor nos va a todos.

Los únicos “perjudicados” son los que que quieren mandar o aprovecharse, a los que les “mata” ser “cola de león” y prefieren ser “cabeza de ratón” para mangonear a su gusto sin ser controlados por nadie y a los que los demás, digan lo que digan, sólo les importamos si les servimos para enriquecerse o mandar más.

Individualmente a usted, a mi o a cualquiera nos interesa más pertenecer a un grupo lo más grande, unido y organizado posible.

Todo aquel individuo, grupo o partido político que busca separarnos, desunirnos o independizarnos del resto sólo pretende quitarnos fuerza y riqueza para, aparte de dominarnos y manipularnos mejor, incrementar la suya aún a costa de debilitarnos y empobrecernos.

Si duda si esto es verdad aplique la “reducción al ridículo” creando una lista de situaciones y valorando si le va a ir mejor estando usted solo o acompañado, por ejemplo en el caso de una inundación o un terremoto, si ha de superar una enfermedad o construir su casa o defenderse, etc.

De lo que quiera porque, con excepción de que le toque la lotería y alguna que otra cosa improbable más, descubrirá qué SIEMPRE SER MÁS Y ESTAR UNIDOS LE CONVIENE MÁS LA MAYOR PARTE DE LAS VECES Y CON DIFERENCIA.

Y, una vez se haya cerciorado de eso, ¿de verdad va a seguir pensando que le irá mejor independizándose?

Sombra