Luisa C. Perosán: Abstención.

– La abstención en las elecciones al parlamento europeo ha sido de más del 50%.

Las causas, a mi entender son varias. Por un lado, la participación en estos comicios suele ser baja, a la gente le importan menos que las nacionales o autonómicas. Tanto a un lado como al otro, izquierda o derecha, la desilusión es grande. Votantes del PSOE se han abstenido porque lo que está haciendo su partido ya no les cuadra, y de ninguna manera van a cambiar su voto.

Las alternativas de izquierda son “infumables”.

Sumar es un auténtico meme y su lideresa ha tenido que dimitir, (eso sí, el sillón de la vicepresidencia no piensa soltarlo) se ha librado de su partido y ahora solo le queda disfrutar de sueldo y prebendas.

Podemos, con su campaña pro Palestina tampoco es una opción, da la impresión de que España se la trae al pairo y se preocupan más de lo que ocurre por aquellos lares, que por lo que sucede en su casa. Resultado, mucho voto de izquierdas se quedó en casa.

Con la derecha un poco lo mismo, aunque aquí la división y las opciones son más.

Feijoo da una de cal y otra de arena. Pudo frenar la ley de amnistía y no lo hizo, eso sí, aprovechó la coyuntura para subirse al carro de las manifestaciones y apuntarse el tanto. No ha hecho oposición seria en ningún momento. Además, dejan muy claro al personal que, en lo tocante a política en Europa, están muy de acuerdo y muy “hermanados” con los socialistas, por lo que también hay gente de derechas que ha cambiado su voto. Se han ido a Vox o le han votado a Alvise Pérez.

Pero existe a mi modo de ver otra razón que no es tan visible, pero que también ha dejado a muchos votantes en casa.

La cuestión es ¿para qué sirve votar si la mayoría no se respeta? ¿Por qué votar si luego, entre pactos y conveniencias tu voto no vale para nada? ¿por qué legitimar ese mercadeo con un voto?. Y sí, muchas más personas de lo que pensamos ha llegado a esa conclusión. No votan porque no elijen nada. No votan porque están hartos de discursos grandilocuentes o populistas que son brindis al sol. No votan porque ningún partido se preocupa de verdad de sus problemas.

Se posicionan en guerras que ni nos van ni nos vienen, legislan para minorías, reparten el dinero del contribuyente entre enemigos declarados de España, afirman no estar de acuerdo con una ley, pero después, cuando tienen la oportunidad de pararla dejan que siga adelante.

Prometen profundas reformas, cuando saben que llegado el momento son imposibles de llevar a cabo.

No se preocupan de nada que no sea obtener un voto. En manifestaciones, subidos a un tractor, rodeados de hooligan pagados para aplaudir o delante de los cuatro gatos que les votan, sonríen y prometen lo que haga falta.

Mientras nos entretienen con “geopolíticas” pactos, chapuzas y demás espectáculos, nuestros barrios se degradan cada vez más, la delincuencia aumenta día a día y cada vez es peor, los impuestos que pagamos no se destinan a lo que deberían, nuestra calidad de vida y libertad disminuyen a cada segundo que pasa, legislan sobre idioteces, invierten dinerales en otros países mientras aquí no se incluyen fármacos contra el cáncer porque dicen que no hay dinero. Entonces, ¿para qué sirve esta gente? ¿por qué hay que votarles? No arreglan nada, no derogan una sola ley del anterior partido en el gobierno, en realidad todos hacen lo mismo.

Mucha gente empieza a asumir que estamos gobernados y explotados por una oligarquía con apariencia de democracia. Mucha gente ya siente una profunda desafección por el sistema y eso siempre es la antesala de la desobediencia.

Luisa C. Perosán