Jesús Salmerón: «Volver al Pueblo: Un verano de autenticidad y tradición».

– Con la llegada del verano, un ritual se repite en muchas casas: la vuelta al pueblo.

Es un regreso esperado, cargado de nostalgia y significados profundos. En un mundo donde la masificación de las ciudades y el abuso de las nuevas tecnologías dominan nuestras vidas, estos viajes anuales se han convertido en una necesidad casi terapéutica, una defensa de lo rural y lo de siempre.

Los pueblos son guardianes de tradiciones que, en la vorágine urbana, corren el riesgo de perderse.

Juegos sencillos como jugar a los toros, el escondite, la gallinita ciega o las carreras de sacos resurgen con fuerza en las plazas y parques rurales. Estos juegos, que no requieren más que un poco de espacio y ganas de divertirse, contrastan con la complejidad y el aislamiento que conllevan los videojuegos y dispositivos electrónicos que acaparan la atención de niños y adultos en las ciudades.

Este retorno a lo esencial tiene un poder revitalizador.

Al llegar al pueblo, las familias redescubren un ritmo de vida más pausado y cercano a la naturaleza. Las conversaciones no se miden en caracteres, sino en palabras y miradas. Las comidas son un ritual comunitario, donde se comparte mucho más que alimentos. Es un momento para reconectar, no solo con los demás, sino también con uno mismo.

Las ciudades, con su bullicio y sus ofertas inagotables de ocio, ofrecen una especie de escaparate donde todo parece perfecto, como cromos en un álbum de colección. Sin embargo, esta perfección es superficial. Los planes se convierten en una sucesión de actividades programadas que buscan llenar vacíos de tiempo y significado. En contraste, en los pueblos, el tiempo adquiere otra dimensión. Se valora la espontaneidad, la charla en el banco de la plaza, el paseo al atardecer.

La necesidad de defender lo rural y lo de siempre no es solo una cuestión de romanticismo.

Es una defensa de una forma de vida sostenible y auténtica. En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, es vital recordar y preservar esos modos de vida que nos conectan con nuestras raíces y con la tierra. Las huertas familiares, el contacto directo con los animales, las festividades locales, todo ello conforma un patrimonio inmaterial que enriquece nuestra existencia.

Además, lo rural nos enseña la importancia de la comunidad.

En los pueblos, la vida se construye colectivamente. Las fiestas patronales, las ferias, los trabajos comunitarios son ejemplos de cómo las personas se unen para crear algo mayor que la suma de sus partes. Este espíritu comunitario contrasta fuertemente con el individualismo que predomina en las grandes ciudades.

En la actualidad, las nuevas tecnologías nos han brindado herramientas increíbles para conectarnos y aprender. No obstante, su uso excesivo y descontrolado ha generado aislamiento y desconexión real. En los pueblos, la vida sin la constante interrupción de notificaciones permite redescubrir el valor de la interacción cara a cara, de los momentos compartidos sin prisa ni distracciones.

El verano en el pueblo no es solo una pausa en la rutina urbana, es un regreso a la esencia de la vida. Es un recordatorio de que la felicidad no reside en la acumulación de bienes o en la sofisticación de los entretenimientos, sino en la simplicidad de las cosas cotidianas y en la riqueza de las relaciones humanas. Es una oportunidad para que las nuevas generaciones experimenten y valoren una forma de vida que, aunque aparentemente anacrónica, es más relevante que nunca.

Defender lo rural y lo de siempre es, en última instancia, defender la posibilidad de un mundo donde la tecnología y la tradición coexistan en equilibrio, donde el progreso no implique el olvido de nuestras raíces. Es una apuesta por un futuro donde lo humano prevalezca sobre lo artificial, donde las historias se cuenten alrededor de una hoguera y no solo a través de una pantalla. Este verano, al volver al pueblo, reivindiquemos con orgullo esa autenticidad que nos hace quienes somos.

Por Jesús Salmerón Berga, Alcalde de Gátova por el Partido Popular.