Fernando de Rosa: “El baile de Sambito“

– Cuando una persona está nerviosa o muy inquieta se dice que parece que tenga el baile de san Vito o sambito.

Según cuenta la leyenda, san Vito fue sometido a graves torturas en el año 303 a causa de las cuales sufría terribles convulsiones. En la Edad Media los espasmos causados por una afección reumática llevaron a la población a invocar al santo para que les protegiera.

Hace poco más de una semana, la exvicepresidenta del Gobierno valenciano, Mónica Oltra, compareció ante la opinión pública para bailar de forma nerviosa, inquieta y tremendamente grotesca. A las cuarenta y ocho horas de ser imputada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana, su partido organizó un acto político vergonzoso de apoyo a Oltra, en el que, entre otros, participaron el diputado en el Congreso de los Diputados, Joan Baldoví, y el alcalde de la ciudad de Valencia, Joan Ribó.

Ese particular baile de San Vito, histriónico e insultante, puso de manifiesto el “reuma político” que sufre Compromís. Diferentes bacterias han afectado al discurso político y a la credibilidad de la coalición nacionalista.

  • Sus brincos y aspavientos han hundido su falso discurso de regeneración, en el fango de la desfachatez y el engaño a la ciudadanía.

En ese acto, Oltra bailó sobre su propia tumba política, mientras, con los brincos y saltos, Compromís comenzó su camino para perder definitivamente la confianza de los ciudadanos y ciudadanas.

La coaliación nacionalista renquea y titubea, pues ha sido sorprendida con las “manos en la masa” de la incoherencia de su discurso. Un ejemplo muy claro se puede apreciar con la comparecencia en el Congreso de los Diputados de Baldoví, negando la evidencia y donde de manera incoherente, se quedaba sin palabras para justificar el baile-homenaje de la desvergüenza: “se ha querido dar una imagen de baile, y, eeeeeee, insisto, eee, nosotros, era, no era una fiesta (…) era un acto político en el que reivindicamos nuestro papel en la lucha contra la corrupción”.

  • Nunca un partido político había caído tan bajo ante la gravedad de unos hechos que se están investigando.

No olvidemos que encubrir presuntamente las agresiones sexuales a una menor tutelada, o encargar presuntamente una investigación paralela en la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas para desacreditar a la denunciante de los abusos, o dejar en manos del mismo agresor la elaboración del protocolo de actuación en los casos de abusos sexuales, son una forma muy grave de corrupción. La imputación anunciada ofreció a la exvicepresidenta la oportunidad de defenderse ante la Justicia, pero, sobre todo, era la ocasión de demostrar ante la ciudadanía que se cree el discurso anticorrupción que tantas veces ha entonado.

Finalmente, Mónica Oltra ha abandonado la Conselleria de Igualdad en la que deja un caos en su gestión. Dice que vino a salvar personas, que se va con los dientes apretados y que ganan los malos. No estaría de más recordarle que es algo deleznable que en un centro de tutela de menores el entonces su marido campara a sus anchas cometiendo los abusos que han quedado demostrados en sentencia condenatoria, y que la Conselleria que ella dirigía encubriera presuntamente al agresor.

  • Es la ciudadanía es la que aprieta los dientes al ver que la izquierda que se llama a sí misma, progresista y feminista, no ha manifestado la más mínima empatía ni muestra de apoyo a la que por entonces era una menor de edad.  

Por otro lado, no está de más añadir que al President Puig le ha faltado el coraje político para cesar a su Vicepresidenta nada más haberse conocido la imputación de los graves delitos que se presuntamente se le atribuyen. Esa falta de valentía y coherencia se aprecia claramente al mantener a la directora general de Infancia y Adolescencia, en su cargo. Como se indica en la instrucción realizada, esta persona es la que presuntamente ordenó abrir la investigación interna sobre los abusos sufridos por la menor, imputada también en la misma causa, y, sin embargo, sigue en el Departamento de Igualdad.

Si vergonzosa está siendo la actuación de la izquierda valenciana en este asunto, al mismo nivel de desfachatez se encuentran los partidos de ámbito nacional. Las muestras de apoyo a Oltra de Íñigo Errejón, o el silencio cómplice de la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, ponen de relieve que mientras Oltra danza y da brincos, la izquierda nacional le “baila el agua”, perdiendo la oportunidad de demostrar que el “hermana, yo sí te creo”, es algo más que un eslogan vaciado de contenido por unos mal llamados “progres” a los que los ciudadanos ya no creen.