El Supremo ya no es supremo

– Enrique Arias Vega: “El Supremo ya no es supremo”

El Tribunal Constitucional ya ha hecho otra de las suyas al indultar a los condenados por la apropiación de los ERES de Andalucía. Donde el Tribunal Supremo había dicho una cosa, llega el Constitucional y dice la contraria.

No es la primera vez que tal cosa sucede ni será la última. La historia reciente está llena de actuaciones del Tribunal Constitucional como órgano de casación susceptible de modificar las sentencias del Supremo. Y lo bueno del caso es que no debiera ser así, pues los 12 “juristas de reconocido prestigio” que forman el tribunal de casación, no solo para empezar no son magistrados sino que deberían actuar solamente cuando en las otras instancias judiciales se puedan haber violado los derechos fundamentales de los encausados.

El abuso de esa triquiñuela jurídica es tal, que el Supremo ha dejado en la práctica de ser el órgano máximo de la justicia para convertirse en un mero tribunal cuyas sentencias son susceptibles de revisión. Y no sólo, como hemos visto, por el otro tribunal en litigio, sino que cuando se da el caso sus sentencias pueden ser revisadas por los tribunales europeos.

Para que cada uno cumpliese con la función que estaba en el ánimo del legislador, el Constitucional debería ser una sala del Supremo, con magistrados de oficio, que interviniese sólo en el caso de presunta violación de derechos.

Que ese antagonismo jurídico pervive y pervivirá lo comprobaremos en seguida con la apelación al Constitucional de la posible sentencia del Supremo que impida la aplicación de la amnistía por malversación de Puigdemont y sus cuates. Es, pues, un sinsentido que llamemos Tribunal Supremo a una instancia jurídica cuyas sentencias no son en absoluto definitivas.

A Contracorriente
Enrique Arias Vega