El embrollo catalán

Enrique Arias Vega: El embrollo catalán

Ha comenzado la cuenta atrás para la investidura de un nuevo presidente catalán o, en su caso, la repetición de elecciones. Lo más probable es esto último, ya que las triquiñuelas y concesiones a que está tan habituado Pedro Sánchez no le van a bastar para contentar a todo el mundo.

Con la aritmética parlamentaria, la única mayoría de investidura posible es una coalición de izquierdas entre socialistas, Esquerra y Comuns. Pero eso es algo que está por ver, ya que ERC quiere imponer la independencia fiscal en Cataluña y no queda claro que La Moncloa está en condiciones de darla. En cualquier caso, además, hay un porcentaje de republicanos catalanes más proclive a pactar con el independentismo que con la marca catalana del PSOE.

Por otra parte, el nombramiento presidencial de Salvador Illa pondría de uñas a los partidarios de Puigdemont, con lo que sería más que probable que Sánchez perdiese los siete votos de Junts en Las Cortes que respaldan la mayoría artificial del actual Gobierno.

Como se ve, Pedro Sánchez corre el riesgo de disgustar a uno u otro de los partidos independentistas o a los dos al mismo tiempo, con lo que es difícil que se forme el tripartito de izquierdas. La única solución, traumática, como todas, es la de que haya suficientes abstenciones en la segunda vuelta para que Illa salga investido con sus propios votos y quizás con los de los Comuns.

Lo otro, lo de sacrificar a Illa en el altar de los independentistas, con ser posible, que lo es, resultaría suicida porque con 42 escaños Cataluña se ha convertido en el granero de votos del socialismo. Tirar esas papeletas a la basura supondría un desprecio al votante catalán y una bajada de votos en las próximas elecciones generales.

Así que, mírese por donde se mire, de poco han servido estos comicios, con lo que la hipótesis de unas nuevas elecciones toma fuerza, Claro que en ese supuesto las cosas quedarían más o menos como están, con la diferencia de que habría una mayor abstención y que los independentistas mantendrían su disciplina pues verían, por fin, la presidencia al alcance de la mano.

A Contracorriente
Enrique Arias Vega